SANTIAGO. El niño Esmil Collado lanzó un juego sin hit ni carrera el pasado 21 de este mes en el Clásico de Pequeñas Ligas 2016. Una semana después, él subió de nuevo al montículo, realizando otro trabajo de fina orfebrería.

Collado trabajó en tres entradas donde retiró en fila a los nueve bateadores que enfrentó, de los cuales seis fueron ponchados.
Infante, de los Bravos de Pontezuela, estaba tejiendo un juego perfecto luego del no hitter.

Pero su equipo le dio una amplia ventaja y al manager Chichilo Cordero se le presentó un dilema: dejar a Collado que completara su fino trabajo o sacarlo y tenerlo disponible para el choque que definirá el campeón.

Los lanzadores tienen un máximo de 70 lanzamientos en una semana y los Bravos disputarán la final el sábado contra la Liga Berenguer Peña.

Cordero decidió guardar su mejor lanzador y el más dominante del torneo para el choque que definirá el campeón y que fuera Moisés Estévez quien terminara el trabajo, y aunque este completó el sin hit ni carrera, otorgó una base por bolas que eliminó el juego perfecto.

En el segundo no-hitter de Collado, los Bravos noquearon 13-0 a la Ariel Acosta, y pasaron a la final.
La ofensiva de los ganadores fue encabezada por Adrian Álvarez con cuadrangular y sencillo.

EN NÚMERO

13-0
Concluyó
el otro no hitter de Collado, pero esta vez combinado contra la Liga Ariel Acosta,