Opinión

Espacio juvenil

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La distopía de Orwell.-

Cuando se lee la novela 1984 y se observa la revolución bolivariana, existe la sensación, por el lenguaje, de ingresar en la distopía de George Orwell.

El lenguaje es un medio a través del cual se intercambian símbolos y palabras para comunicar e interactuar. El lenguaje ha permitido que las sociedades se desarrollen de manera pacífica por medio del diálogo, evitando robos y otras formas violentas. Sin embargo, el lenguaje también puede ser corrompido y de esta manera controlar a los individuos: “El pensamiento corrompe el lenguaje y el lenguaje también puede corromper el pensamiento”, decía Orwell.

Utilizar el lenguaje como método de control político sirve para dividir, glorificar, esconder y confundir. Se hace frecuente observar que gobiernos con rasgos dictatoriales, acuden a un discurso emotivo, que busca sensibilizar a las masas, creando un enemigo a quien culpar y manipular hechos históricos en su beneficio. Los líderes populistas surgen por encima de una institucionalidad debilitada y se muestran por encima de todo poder institucional, creando de esta manera una imagen mística.

El Hermano Mayor controlaba los televisores para mantener un constante bombardeo informativo en la población. Nicolás Maduro, actual presidente de Venezuela, filtra las informaciones en las noticias para su crecimiento y utiliza el lenguaje corrompido para mantener al país bajo su control, atacando mediante discursos emotivos a la oposición. En su mas reciente discurso habla de Henry Ramos Allup como un traidor de la patria, un criminal, por este haber solicitado a la OEA (Organización de Estados Americanos) la activación de la Carta Democrática.

En 1984, convertida en el 2016, la culpa siempre la tiene el otro. El gobierno es la eterna víctima y la oposición, la eterna victimaria. Aunque el gobierno cuenta con la suma del poder público y la oposición es escuálida, es imposible prodigar la felicidad por culpa de esas fuerzas oscuras que frustran sus designios a cada paso.
Cada día, exactamente cada día, el presidente de la Pista de Aterrizaje Número Uno anuncia una nueva conspiración por parte de las fuerzas de la antipatria aliadas al imperio. Es el golpe de Estado más lento de la historia.

Si el Partido dice 2+2=5 hay que creerlo, aunque no todo lo que se enuncia o se propaga sea cierto, ni todo lo que se venda se compra. Nada de lo que diga Maduro es justo para Venezuela.

El Nacional

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