Triste realidad
Santo Domingo de Guzmán hace años dejó de ser el referente de República Dominicana, siendo reemplazado por Punta Cana. ¿Cómo discutir o negar este hecho incontrovertible frente a extranjeros que solo escuchan hablar del hermoso paisaje, comodidad y calma que tiene la localidad ubicada al este del país?
A diferencia de nuestro Santo Domingo de Guzmán, que a diario lo único que proyecta, escuchamos y vemos es otro robo, otro asalto, otro atraco, otra muerte, otro crimen, en el Este está la recreación y la seguridad. Saber que no puedes sentarse a comer en familia cuando a la salida de un restaurante de clase alta asesinan a un exrector universitario a sangre fría por problemas de ambiciones políticas.
No se puede evitar sentir pena, aunque tengamos la primera universidad de América y la más grande del país, que por infortunio las horas de huelga superan a las de clases, ver cómo los estudiantes conocen mas rutas de escape al momento de conflictos que sus horarios de verano sin saber cuándo acabaran sus estudios.
Andar con el miedo si el policía que te ofrece ayuda es legítimo u otro agente criminal disfrazado, esperando para asegurar su “pica pollo y los 500 pesos” del día.
Un Malecón descuidado y mas negro que la camisa de Juanes. Saber que los únicos que sus únicos transeúntes son suicidas que corren ya sin vida. Buscando cómo escapar de los problemas que les genera solamente vivir, lo caro qué es solo respirar y no encontrar un trabajo decente para los gastos de primera necesidad.
Punta Cana se promueve como Punta Cana, un mundo aparte dentro del territorio. Y a eso se debe en parte que esa zona del país sea por el sol, sus playas y hoteles más conocida que República Dominicana. Triste realidad.
