¿Qué Pasa?

Esperando la primavera

Esperando la primavera

Llegamos a la ciudad de las luces los ultimos dîas del invierno, y encontramos una ciudad ansiosa por comenzar a ver los primeros retonos de los arboles, por quitarse por fin los abrigos que llevô durante la larga estaciôn del frio.

Era sábado por la tarde y entramos a un parque. Como dominicana me resulta interesante ver todos aquellos ninos jugando y correteando forrados de invierno. Los adultos sentados en los bancos o caminando con sus casi siempre negros abrigos. Es mucho esperar la primavera o el verano para disfrutar la belleza del paisaje de Parîs. La vida sigue su agitado curso a pesar del frío.

Aûn están sin habitar las sillas de las fuertes de las proximidades de la Plaza de la Concorde, las mismas sillas que en otros dîas resultan muy pocas para los que se detienen allí a tomar una pausa de las largas caminatas todo recto desde el Arco del Triunfo hasta el Museo del Louvre, o quien sabe, talvez desde Notre Dame de París hasta cualquier otro lugar emblemâtico de la ciudad mâs visitada del mundo, la considerada Ciudad del amor.

Si mientras se espera la primavera hace un dîa soleado, las calles se llenan de vida, los parques se llenan de gente y entonces resultan pocas las sillas de toda aquella gente parisina o no, que pone su cara frente al sol para dejar acariciar la piel que ya demasiado acariciada fue por el frío.

Es muy bonita la escena de toda aquella gente buscando la luz del gran astro como si fuera comida. Comen frente al sol, descansan bajo el sol y se llenan de todo el sol posible por si acaso no vuelve manana ni los próximos días.

Sudelka Garcia

Periodista de El Nacional Digital