Opinión

Estado laico y aborto

Estado laico y aborto

La capacidad de reciclarse de la cultura patriarcal, una vez más se muestra con la actual etapa neoliberal que afecta lo político, social, económico, con el distintivo conservador y hasta radical, que ya sufrimos en otros períodos con resultados nefastos para la humanidad.

En nuestro país, además de las restricciones en las alianzas regionales con los Estados Unidos, que apuntan con peligro para nuestra autonomía ciudadana, la injerencia del poder religioso, de la Iglesia Católica y su desvergonzado Concordato, y de las iglesias evangélicas que pretenden los mismos privilegios para sí, se unen y hasta apoyan al estrenado gobierno de Estados Unidos, con tal de mantener el moralismo en la discusión de los derechos sexuales y derechos reproductivos de las mujeres.

Frente a este escenario, la laicidad del Estado, es una condición que las mujeres no podemos negociar, porque ya no queremos repetir las mismas interrogantes: hasta cuándo nuestro derecho a decidir será clave de oferta y negociación que nos considera incapaces? hasta cuándo la doble moral podrá ocultar la cantidad de mujeres y niñas que mueren por abortos ilegales e inseguros? hasta cuando, convicciones e intereses personales estarán primero que nuestras propias vidas? .

Quienes legislan hoy más que nunca deben entender que no se eligieron y están en sus puestos a título personal y aunque tienen el derecho de tener sus propias convicciones, en sus funciones deben responder primero al interés público, es decir al de toda la ciudadanía.

Y si lo olvidaran, no tienen más que ver la Constitución que, en el artículo 45, señala “la libertad de conciencia y de cultos”, en un Estado que debe ser aconfesional y laico. Y la Iglesia Católica local, cuenta con la opinión del mismo papa Francisco, que en mayo de 2016, decía que “un Estado debe ser laico. Los Estados confesionales terminan mal. Esto va contra la Historia”.

La resistencia, motivada por argumentaciones extremistas y manipuladoras en contra de la despenalización por causales del aborto, de parte de las jerarquías de las iglesias, se impone en las homilías y en los centros escolares con descaro no cristiano, mientras presiona a la débil sociedad política de este país y galantea al poder.

Las dominicanas que sabemos que los derechos sexuales y derechos reproductivos son el nudo de la eterna guerra contra las mujeres, somos también feministas católicas, evangélicas, de otras religiones protestantes, agnósticas, ateas, y queremos el respeto ciudadano del Congreso dominicano a la mitad de este país y mayoría votante. Una cuestión de vida o muerte entendida por el Ejecutivo en sus observaciones.

El Nacional

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