Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Penas y tristezas, quizás, sólo quizás

Mientras… “Esperemos lo que queramos, pero soportemos lo que viene”

Ataque despiadado, feroz, salvaje, aniquilador, extremadamente traumático el que esta llevando a cabo la enigmática y terrible señora tristeza, la cual se presenta envalentonada y desafíante, sola, como quien dice: “sí, me basta por mi misma para derrotarte”.

 Y digo que se presenta valiente y sola, porque normalmente como en la lucha de los gladiadores modernos encima del cuadrilátero, por igual lo hace ella acompañada de su inseparable y leal amiga, quizás más temible, terrible y perversa que ella misma, a quienes muchos se refieren sólo por su nombre, normalmente sin utilizar apellido alguno y que sólo nombran soledad.

 Perversas y malignas, solas o acompañadas y cuando atacan juntas, aunque por igual cazan individualmente, son simplemente mortíferas, siendo prácticamente imposible que la presa elegida se les pueda escapar, por lo menos sin heridas profundas que dejan en muchas ocasiones traumas y dolores recurrentes, donde no existen poderes fácticos ni mediáticos que `puedan contener estos ataques de las referidas señoras.

 E´pa´ya que vamos, es el grito de guerra cuando cual si fuese una sizigia, (cuando se alinean la tierra, la luna y el sol) se unen el hastío, soledad y tristeza en contra de ti. Arrollador ataque, que por increíble que parezca, el dolor producido permanece como secreto de la conciencia, alojado en lo más profundo de nuestras almas.

 Como canta René Camacho “la tristeza que traigo en el alma talvez me la arranque al morir”. Sí, quizás sólo quizás, porque “nadie llora mil años, lo juro, nadie muere dos veces. Sólo yo en mi dolor, prisionero, mucho más de mil veces he muerto”.

 Bendito el que creó  la vida y este sin sentir. Podríamos decir este cero o ausencia de valor en el sentir aún estando tu presente y este continuo hurgar en los sentimientos, buscando una ruta de escape al acoso de la señora tristeza y el gozo pesaroso de creer estar vivo en medio de un vacío quejumbroso, que cual eco,  nos hace cuestionar si acaso “esta pena que me esta sangrando, talvez es un pecado indebido” el cual estoy pagando y que quizás, sólo quizás, de esta manera absurda, sin sentido, me quiere acorralar la tristeza.

 Quizás, sólo quizás por eso,  será que se dice que no todos los enemigos se vencen con el filo del sable, por lo que hay que evitar las consecuencias de los errores en que con tanta frecuencia incurre nuestra obcecación. Mientras tanto, vivimos en medio de infortunios de amores y tristes atardeceres en este apático invierno que nos tienta a decir que quizás, sólo quizás lo mejor sería hacer mutis y comportarnos como la sangre que se escurre por la herida y dejar correr por nuestras venas un torrente de arena, para no sentir, para dejar la cancha y sólo partir hacía  un atardecer infinito, donde el polvo y la nada se confunden.

 Penas de amores, penas de no poder, castigo de penas por impotencia, sumatoria de penas ante la inobservancia de las reglas. Conjugación de penas ante la prepotencia, el engaño y el discurso vacuo de los llamados a ser y no son, en fin, penas y penas que preparan descaradamente el camino para que la señora tristeza haga su trabajo, cual artillería en un campo de batalla, haciendo fuego de ablandamiento, todo para que las señoras tristeza y soledad reinen en nuestros predios

 O quizás, sólo quizás debemos de reiterar lo dicho por Schopenhauer sobre este tema y decir que “si al mundo lo hizo un demonio, tenemos derecho a increparlo mientras le mostramos su creación: ¿Cómo te atreviste a interrumpir el sagrado reposo de la nada tan sólo para hacer brotar semejante cantidad de penas y angustias?.

 No podemos claudicar y tirar la toalla sin luchar. Las penas producidas por los malvados y malvadas no nos pueden vencer. Hay que pensar en aquello de que “nadie pasa por lo que es, sino por lo que otros hacen de él. Este es el método empleado por los mediocres para dominar los espíritus excelentes y no dejarlos elevarse”.

 Maldita sea. Nos negamos a esa pasividad sumisa que permita el triunfo de las malvadas y para escapar de ellas que de lejos no parecían pero de cerca lo eran, hay que batallar a fin de que se vayan como suave viento y no permitir que la muerte se case con la tristeza y todo termine o quizás, sólo quizás, todo comience, sólo quizás. ¡Si señor!.-

El Nacional

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