Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Aprendí de mi Padre, al igual que lo hizo Marco Aurelio, el ser decoroso y viril y de mi Madre, a ser piadoso, generoso y la aversión no solo a hacer el mal, sino incluso, el llegar a tal pensamiento y, prolongando esas enseñanzas, a no ser entrometido y no prestar fácilmente oídos a la calumnia.

Quizás por eso, en estos días es tan dolorosa la existencia. Vivimos abrumados de hechos engañosos, vergonzosos y traumáticos que en muchas ocasiones provienen del lugar menos esperado. Estamos colmados de injusticias físicas, morales y espirituales, todo por la obtención de objetivos baladíes que nos hacen parecer más bien animales que seres humanos.

 Esa injusticia a la que nos referimos, normalmente se puede manifestar por medio de la fuerza o, como medio más sutil y humillante, ya que se aprovecha la mayoría de las veces, de la poca capacidad mental del individuo, es decir, por medio de la astucia, aunque al fin y al cabo, ambas tienen en común, la falta de ética.

Ahora, en estos tiempos vanguardistas, lo más común y como si fuese parte fundamental de la política, nuestros “dirigentes” obligan a las personas, la mayoría sin darse cuenta, a servir a los intereses que emanen de la voluntad del que proporciona la canastica, la tarjeta o el salami, sin que nada de esto salga de su peculio personal o, por el contrario y, ejerciendo ya una injusticia física, presionan en el trabajo para que les sirvan a sus intereses y no a los propios.

¡Malaya sea unas mil veces! Así estamos viviendo, acosados por una horda salvaje de “aboliticos” –asociación perversa de abogados y políticos-, que cual bandada de tigres de barrio pobre, estudiados o no, pretenden doblegar la voluntad y el pensar de todo aquel que no comulga con su avalancha de mentiras y reclamos, inclusive de impunidad, porque a saber, la mentira encierra tanta injusticia como cualquier acto de violencia. Así estamos viviendo.

Mientras la perversidad, el engaño y la prepotencia campean por sus fueros, con igual o mayor medida, nos acorrala la miseria, nos ahoga el engaño mientras contemplamos el derrumbe de la institucionalidad nacional, donde los incumbentes están amarrados por los malditos intereses que imponen los políticos.

Confunden a todo el mundo, haciéndole creer que aquí se vota por partidos, cuando en la realidad aquí se vota por candidatos, llámese Bosch, Balaguer, Guzmán, Hipólito, Danilo o Leonel, esa es la verdad. Nadie ha echado su voto por ningún Comité, por esos mismos que se convierten en un pesado, vergonzante y vergonzoso lastre para el líder, que por demás y además de ser prepotentes y deficientes teóricos, al parecer, hacen un matrimonio indisoluble con la señora corrupción.

Se burlan de la miseria ajena restregando con su prepotencia y abundante fortuna, la desgracia que arropa a la mayoría del pueblo. Quizás viviendo esto y por eso, quiero dejarles un símil de lo que vi y sufrí, con estas estrofas de un bello poema, que retrata de cuerpo entero, el cómo se siente el ciudadano común ante las desgracias que padecen.

“¡…comprendí entonces, que la ciencia no es muy ciencia cuando no se tiene conciencia! Porque por aquellos viejos caminos por donde muchos médicos andan, cruza al galope la muerte, van y vienen las desgracias…Y es tan grande el sufrimiento que voy llevando en el alma, que no lo dicen los hechos, ni lo dicen las palabras…fui buey y me hicieron puma; fui cordero y me pusieron garras”. No más, solo esperar el día que ha de llegar. ¡Si señor!

Twitter:@rafaelpiloto01

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