Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Hasta que tenga aliento

Hasta ahí llegara la lucha… “porque la fe sin obras es muerta”.

Luchar abajo en ocasiones parece el presagio de una segura derrota y muchos que se encuentran sostenidos en el ángulo más alto del péndulo de la vida,  se llegan a contagiar con esta falsa ilusión de permanencia cimera. Por esta percepción errada es que si el que está en la supuesta desventaja se mantiene en alerta aprovechará el menor descuido del que esta encima para con fuerza y coraje revertir la oscilación del péndulo.

 No hay que desesperarse ante el acoso de la maldad, pero tampoco permanecer impasible y dócil mientras, como decían los satíricos “los malvados se explayen y gocen con estos azotes por muchos días y meses, pero no por una eternidad” y demostrar en valor de que de una u otra manera la fortaleza de nuestro carácter hará que “todos los látigos se rompan en nuestra piel”.

 Y mientras les dure su primavera continúen yendo a recibir sus emolumentos a las pocilgas donde habitan sus amos, a ese “paraíso de los seres depravados, que siempre y necesariamente es un infierno”, porque de una u otra forma todos sus exquisitos manjares y caros vinos que disfrutan en sus bacanales, acabarán como acaban siempre semejantes vanidades y venalidades; en el fondo del pozo de la deshonra y el descrédito.

 Se que muchos cuestionan del por qué pierdo mi tiempo con estas sabandijas y más en tardes ociosas y hermosas llamadas a cosas más placenteras, pero es imposible permanecer soportando tantas bajezas, porque el que vuela bajito lo tumban y al que baje la cabeza se la arrancan, por eso hay que continuar hasta que el valor nos abandone o como expresó Nietzsche: ¡Ay de ti, si tienes miedo!.

 En algún lugar que no es de la mancha, leí que las faltas menores se denominan pecados, pero que  sólo se llaman así en la medida que el mago perseguidor esta detrás del autor de esos pequeños fallos –si así se pueden llamar-, pues los magos se sirven de las flaquezas humanas resultantes de la vida natural y social como instrumentos para alcanzar su fin infinitamente execrable.

 Y podríamos continuar diciendo que “nuestros sentidos superiores están tan embotados, estamos hasta tal punto saturados de materialismo, que seguramente no reconoceríamos el verdadero mal si nos tropezáramos con el”.

 En ocasiones viendo aquellos que hacen uso del gran poder  mediático,  sólo a veces, creemos reconocer la maldad, la intriga, la manipulación y la extorsión que se manifiesta por el odio y las bajezas que expelen por sus fauces cuales hienas hambrientas. Pero esto es fortuito, porque la triste realidad es que utilizan tal cobertura, que estos jerarcas del infierno pasan inadvertidamente en nuestro diario acontecer como personas dignas, ocultando su doblez comportamiento al estilo del doctor merengue.

 Y reitero, que nadie me venga con burdas teorías de que no saben o ignoran el mal que encarnan y esparcen, porque muy conscientes están de las dádivas y lisonjas que reciben del dueño de la porqueriza a quienes les sirven en su momento.

 Pero su peor condena es aquella dicha por Juvenal; “el primer castigo del culpable es que no podrá jamás ser absuelto por el tribunal de su conciencia”. Por eso, sólo por eso me sostengo en lo dicho por Sócrates: “Hasta que tenga aliento podéis estar seguros que les molestare, para obligaros a tomar cura de vuestras almas”. No menos, no más. ¡Si señor!.

El Nacional

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