Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Compasión: puente entre sentimiento y dignidad humana

Simple… “Quien ayuda a otro se ayuda a sí mismo”.

  Demasiado dolor en el medio ambiente. Demasiado dolor y muerte para no sentirse acongojado ante tanto martirio, lágrimas y sufrimientos que hieren el alma como si lo estuviésemos padeciendo en carne propia el suplicio ajeno.

  Buscar sentido a la vida en estas circunstancias es toda una odisea. Tratar de comprender el  por qué ocurren semejantes desgracias a personas inocentes, ancianos, jóvenes y niños con ansias de vivir y que la naturaleza cruel se ensaña en destruir, es difícil de comprender.

  Aún en medio del dolor, de esta tragedia que están viviendo tantos seres humanos, muy cerca de nosotros que podríamos haber sido las victimas en vez de ellos, aún así, permanece la hipocresía, la maldad y la simulación en muchos indolentes, falsos apóstoles, simuladores, creadores de mentiras, tanto nacionales como extranjeros, sólo en busca de falsos y vergonzosos protagonismos.

  Pero estos seres, carcomidos por la bajeza, no tienen, no poseen esa capacidad de sentir codo a codo con los demás, el dolor que padecen, y si manifiestan alguna voluntad de aliviar esos dolores, la misma queda matizada por la simulación, razón por la cual, no se produce ningún fruto valedero.

  He de ahí, que cualquier acto llevado  a cabo por la gente de principio y moralidad, se ve opacado por la acción de estos malandrines y vividores de siempre, enemigos convictos y confesos que ha abrigado esta tierra, siendo esta la razón por la cual sostengo que para la convivencia en sociedad, resultan tan perniciosos y traumáticos, tanto los corruptos, los indolentes, incompetentes así como los malagradecidos.

  Este decir, en muchas oportunidades conduce a las personas de principios a preferir mejor el vacío de la nada o el triste silencio de la soledad a estar aunque sea cerca de estos mercaderes malagradecidos, porque aunque usted lo ponga en dudas, lo dicho por “el cabo”, en la serie “el cartel de los sapos”, es el mismo principio que utilizan estos inmorales y farsantes a los cuales les hemos extendido en algún momento las manos o refugio y que se venden al mejor postor y a la peor causa: “primero se alían con uno y luego le meten la puñalada por la espalda”.

  Quizás por estas y tantas otras situaciones parecidas reviento ante el triste accionar de los impostores y, muy a pesar de estar rodeado de una cantidad inmensa de seres humanos, siento la soledad, como un pesado fardo llevado a cabo en mis espaldas.

  Y a pesar de que Kant consideró  la compasión como algo ajeno al orden moral y aunque tantos otros la confunden con caridad paternalista o con cierto dejo despectivo o desprecio, me inclino por el concepto emitido por Aristóteles, cuando definió la compasión como un pesar que surge ante un mal destructivo y penoso en quien no lo merece.

  Pero, lamentablemente, para comprender esto hay que tener sensibilidad humana, sentimiento éste que es desconocido por los mercaderes y personas de poca o ninguna fe. Lamentémoslo como si hubiese sido a nosotros mismos y continuemos siendo solidarios ante  la desgracia ajena y sobre todo, seamos compasivos, como desearíamos que fuesen con nosotros. ¡Si señor!

El Nacional

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