Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

No hay que buscar culpables … somos todos

Debido a que… “Este no es el momento de hacer nuevos enemigos”

Hay que ser desvergonzado y tener muy mala ley, aunque podríamos decir, muy mala fe, tal como dice una vieja canción, si mal no recuerdo, interpretada por Marcos Antonio Muñiz. Ser tan osado y desvergonzado como el mismo Satanás, el cual la semana pasada y por unos prolongados días, me tentó y pretendió poner a prueba mi paciencia. ¡Fracasó; perdió, no se le dio!

  Mientras los perversos no entiendan y comprendan a plenitud lo que en verdad se llama la lealtad, de igual manera y por demás, tampoco comprenderán que “el hombre que está al servicio de otro, ha de tener bien sujetos sus ojos, sus manos y su lengua”. Por eso aguanto y soporto con singular estoicismo a los malandrines urdidores de intrigas y falsos rumores, con una paciencia que tampoco llegan a comprender.

   Muy por el contrario, ante esta actitud, más irritados se comportan, porque eso es la vida. Las fieras aunque supuestamente sean domesticadas en el momento menos  esperado, vuelven a su estado primitivo, a lo que en verdad son, salvajes, al igual que aquellos sin formación familiar, -de lo cual no son culpables por entero-, y se manifiestan y actúan de acuerdo a lo que llevan en su interior, equivale a decir que “cada quien da lo que posee”.

 Y estos seres abyectos que pululan en los medios, sólo pueden dar odios, intrigas, rumores creados por su maligna cabeza, porque esa ha sido su vida, constituyendo lo peor del caso, que todos los malaleche que conozco, son muy viejos para cambiar. Y digo esto, porque al decir de un antiguo refrán “loro viejo no aprende hablar”. Por igual le sucede a estos impostores de la decencia, muy perdidos en el fango y la oscuridad para comenzar y acometer otro tipo de comportamiento.

  Especialistas en poner los perros en la punta, esto es, tener sus perros para echarlos a ladrar a los cuatro vientos, mientras ellos se cubren y solo ordenan soterradamente. Retaliaciones en contra de infelices que están de una manera u otra en los alrededores de quien está llamado a ser su próxima victima.

Tratan de mutilar la honra de personas que no se venden, y mucho menos claudican, muy a pesar de las basuras que utilizan los medios de comunicación para denigrar desde lejos, porque le falta el valor de hombre para atacar de frente y de esta manera cumplir con mayor efectividad la orden de su amo.

Muy a pesar de esto, hemos visto en innúmeras ocasiones a muchos que juegan con candela, sintiéndose muy protegidos y en cuaquier momento de queman y aquel que tenga dudas sobre esto, que lea, que lea la historia y verá notables prepotentes, abusadores, corruptos y manipuladores como han rodado por el suelo después de caer de su falso pedestal.

Confunden el silendio con otra cosa. No admiten su fracaso profesional y su falso liderazgo ante la realidad de que hay personas que no traicionan, no roban ni pretenden presumir de líderes, solo hacer su trabajo con eficiencia sin importar qué intereses salen perjudicados, porque el único interés posible es el de la Patria, la nación, la institución. Todo lo demás es pasajero.

Son los mismos que solo se aprovechan de su buena posición mundana para saciar su ego y sus bolsillos. Como conocemos las interioridades del monstruo, podemos decir que ninguno perdurará más allá del instante que creían eterno, pasando a formar parte de lo que siempre han sido; del basurero moral.

Entonces no hay que buscar culpables de la situacion amoral y vergonzosa por la que atraviesa nuestra sociedad. Los culpables somos todos, por permisivos, por cobardes para hacer cumplir las normas, por permitir que el bandidaje hiciera metástasis en la sociedad, por creer que todo es “fiesta y mañana gallo”. Claro, ese es el bajadero más fácil.

¡Ay, Duarte!, qué bueno que estamos en  el mes de la Patria, para que veas los mismos enemigos de siempre, los inmorales, traidores, fabuladores y perversos en las mismas actividades por las cuales tú te sacrificaste. Qué bueno que llegó el mes de la Patria y qué pena que los fariseos continúen en el templo frotándose  las manos, maquinando nuevas  diabluras e indelicadezas. Qué pena. ¡Si señor!.

El Nacional

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