Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Poniendo puntos sobre algunas íes

Porque…” lo esencial es estar bien consigo mismo”.

Quiero iniciar con lo dicho por Abraham Lincoln “… si al final he perdido todos mis amigos, me quedará uno, y ese amigo estará dentro de mí.” Indiscutible que se puede francamente permanecer callado, cruzar los brazos y dejar que los prepotentes estallen vasos y hasta ellos mismos lo hagan contra la pared cuando no puedan ejecutar por completo sus planes macabros, difamadores y cobardes. En verdad que se puede hacer, cualquiera lo puede hacer pero, yo no.

 Las calumnias elaboradas por mediocres y cobardes, hay que irlas desmontando una a una, sin prisas, sin pausas y, sobre todo, sin rencores pero, sin olvidar. Y esto más en nuestro medio, donde se presta tanta atención a las calumnias y los chismes creados por mediocres que no guardan respeto ni consideración por nadie.

 Como pueblo o sociedad, quizás producto del culturalismo, esa corriente a la que hace alusión la antropología norteamericana, la cual considera que toda cultura dada, modela una personalidad individual típica, un comportamiento, unas ideas y una mentalidad particulares, sea la razón por la cual padecemos del síndrome de hacer de cualquier cosa un héroe, y ese culto maldito, sumiso y vergonzoso del llamado culto a la personalidad.

 Porque,  sin quizás darnos cuenta, “las diminutas cadenas de los hábitos son generalmente demasiado pequeñas para sentirlas, hasta que llegan a ser demasiado fuertes para romperlas”. Hemos tenido y tenemos jefes que,  justo donde debe alojarse el contenido del intestino grueso,  a ellos se le aloja donde debiera estar el cerebro. Se rodean y les gusta rodearse de mediocres que sólo saben alabar y decir que todo está bien, “si señor”, “no señor… usted es lo máximo, sin usted no seríamos nadie”, “sin usted se hundiría el país”, etc., etc., por ejemplo; Trujillo y sus acólitos un modelo para armar y rearmar con copias que no soportan el papel de la originalidad.

 Como no hay espacio en esta columna –y de no volverse locos-es que  creemos tener un poco de tiempo para llamar a cada quien por su verdadero nombre, y sólo decimos  que “la subordinación se rompe cuando el que ha de obedecer se niega a la obediencia, pero, también se rompe cuando el que manda no da a cada quien lo que le corresponde en derecho”. Por eso, “caballero”, sin ninguna cuita, es decir, sin ninguna aflicción, pena o desventura y como sé que usted lo desconoce,  es que le digo que “mandar no es una tarea vulgar, es un sacrificio y un deber. No merece mandar quien no se hace cada día digno de ello”.

 Y usted “caballero”, tampoco se vanaglorie de que así lo llame, porque usted es la digna representación de la vanagloria personal, la ineficiencia del mando y el culto vulgar a la personalidad y que, además, en este país, a cualquier cosa se le dice “caballero” y cualquier comeyuca de le dice “general”. Usted se quejó de que nosotros no lo obedecíamos pero, cuando hizo eso, debió de renunciar por su falta de mando y honestidad, por habernos confundido con uno de esos peleles con los cuales está impuesto hacer sus descaradas y vergonzosas “indelicadezas”.

 Quizás fue eso, usted nos confundió con uno de esos sin carácter, a los cuales narigonea sin que ninguno se atreva a decirle personalmente  y por escrito, quizás con un respeto que usted nunca se ha merecido: ¡no señor!. Después continuaré con usted, porque en cuanto a su amo, supuestamente subalterno –gran paradoja-, ahí si hay tela por dónde cortar. Mientras tanto lo dejo con algo dicho por una gran persona amiga nuestra; “podrán retirar las estrellas de tu hombro, pero nunca podrán retirar las estrellas que con esfuerzo, fortaleza, dedicación, entrega y buenos actos,  has alcanzado con tus manos. ¡Si señor!

“Actúa correctamente aunque te exijan, ordenen, pidan, oinsinúen lo contrario.”

El Nacional

La Voz de Todos