Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Los momentos son del hombre, la sumatoria de todos, a la historia

Porque… “La bondad implica también la capacidad de decir no”.

En ocasiones me pierdo en aislados soliloquios espirituales, preocupado sobre lo que ya con anterioridad hemos tratado en otros artículos. Esto es, sobre sí en verdad la vida merece ser vivida sin resultar críticamente examinada, para no limitarnos a  este odioso acontecer donde nos quedamos en mitad de todo, absolutamente de todo lo que en verdad importa para el buen vivir.

  La duda asalta sobre si este aguijonear y aguijonear nos llevará a algún lado, si conocemos, como conocemos, que en este maremágnum moral, escribir, accionar o decir insistentemente algo sobre este tema es simplemente fútil, esfuerzo en vano porque a nadie le importa un bledo, a menos que no sean chismes y habladurías de patio para dañar honras. Ahí si escuchan, ahí si ven, ahí si  ponen  atención.

  Tener el suficiente valor para sostener una situación contestaría, controvertida y hasta quijotesca si se quiere, debe ser el primer requisito, porque, de que es una situación arriesgada que puede desembocar en pura desgracia, no hay que dudarlo, cuando hasta el “lambonismo” de “expertos mecánicos”, llega a ponerse de acuerdo con aquellos orangutanes, que por razones momentáneas, creen en verdad ser los “amos”, reyes de la perversidad y que se consideran con poder infinito para hacer y deshacer dentro de su desvergüenza y corrupto comportamiento.

  “Callar, no levantar la voz” es el clamor de muchos intelectuales y personas serias, que en diferentes oportunidades han sabido hasta poner en riesgo sus vidas, que siempre han sido fieles respetuosos de las leyes y que sin embargo, en otras tantas oportunidades, su comportamiento llama la atención por mantener una posición de genuflexión ante el dúo maldito de la indelicadeza y la corrupción. Cuando no es equis es por erre. Porque son tiempos de reflexión o debido a que estamos en campaña y todo se mal interpreta. ¡Anja!, entonces, ¿cuándo?, ¿y? ¿Será comportarnos como el buen coronel Aureliano Buendía?

  Por esos miedos y excusas es que los malvados hacen y deshacen a su antojo, por eso. Dejar pasar, esperar lo que no ha de llegar, mientras aquellos que como dijo una amiga,  que lo malo no son esos que escriben con faltas ortográficas sino, los que piensan con faltas ortográficas, que son peores, continúen en su festival inmoral, hundiendo cada día más esta sociedad, digna de mejor suerte, en la pocilga que en las últimas décadas ha ido creciendo en su fangal hediondo y putrefacto.

  Y como soy libre de exponer lo que considero, con bastantes razones,  ser la verdad, y porque he aprendido a través de un doloroso proceso que cada hombre tiene su momento dentro de la historia, pero, que la sumatoria de todos los momentos le corresponde a esta última, quien es al final de ese instante que le corresponde al hombre quien juzga, para castigar hasta el infinito o elevar a la gloria por siempre, es que digo que hay que seguir luchando con los medios que sean, en pos de aquello por lo que siempre hemos luchado.

  Si señor, sencillo como la vida, el pelear por lo que creo y no aguantar vainas, forman parte de mí y no creo en aquello de ser siervo por un mendrugo de pan. Por eso, al igual que Facundo Cabral “me gusta el Sol, Alicia y las palomas…el pan casero…y el mar mojándome los pies”. Cuestión de naturaleza, mi hermano, libertad y quizás la desgracia de haber nacido hombre que sabe y no teme usar los “breteles”. Así de sencillo “no soy esclavo ni amo”, pero sí sé muy bien, que el hombre le hace caricias al caballo,  ¡pa´montarlo! ¡Si señor!

“Descansa satisfecho de haber hecho bien las cosas, y deja que hablen de ti como quieran”.

Pitágoras.

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