Opinión

ESTO PIENSO, ESTO CREO

ESTO PIENSO, ESTO CREO

Qué pasaría si uno de esos orates que deambulan por doquier comienza a vociferar que somos la mitad. Sólo la mitad de aquello que pensó e idealizó Juan Pablo Duarte. Ser libres sólo la mitad. Ser país-nación sólo la mitad. Somos la mitad de todo. Mitad país, mitad nación, mitad isla, así de simple. La pura verdad es que hay que tener la mitad medio desquiciada para osar decir que nos hemos acostumbrado a la mitad. Mitad honestidad, mitad hipocresía. Mitad engaño, mitad verdad. La mitad del todo.

Entre los de la acera de enfrente existe uno a quien le cogió con decir que iba a entablar una serie de demandas absurdas en contra de aquellos que transitan por las calles y avenidas por encima de las rayas divisorias o tomando parte del carril de la otra mitad, entorpeciendo el tránsito de los demás. Otra de sus demandas sería contra todos aquellos que transitan a menor velocidad por el lado izquierdo, lo que motiva que el rebase se lleve a cabo por el lado derecho, sin que nadie de la otra mitad le ponga el cascabel al gato.

Esta posible demanda absurda va contra los abnegados y sufridos padres de familia que conducen las llamadas voladoras asesinas por la avenida 27 de Febrero, normalmente con algo parecido a un mono en virtud de que cuelga de la puerta y comienza a golpear la voladora como si fuese un gran tambor, cuando de una manera intempestiva hace un corte de pastelito ante la aparición en la acera opuesta -izquierda- de un pasajero o para desmontar a uno  de ellos. Demanda absurda para todos aquellos que deben tomar acción y no hacen nada al respecto por temor a los mal o bien llamados Dueños del País.

Otra demanda -aunque no menos importante- va contra los responsables de que en la autopista de Las Américas, cruce  Aeropuerto-Boca Chica, hayan dejado abiertos innumerables cruces peatonales, de motores y vehículos, sólo para congraciarse con los pobres padres de familia, quienes se adueñaron de todos esos terrenos convirtiéndolos en un verdadero, real y peligroso arrabal. Otra demanda absurda contra los pobres padres de familia sin tierra, que día a día destruyen cientos de tareas de una manera criminal, a consecuencia del conuquismo irracional que trae por consecuencia males funestos para el medio ambiente y hechos extremadamente dañinos, peligrosos y económicamente frustrantes para la otra mitad.

Pero ahí no se queda la cosa. El individuo entabló otra demanda descabellada contra aquellos que sólo acusan a la otra mitad de todas sus desgracias, entiéndase autoridades y Gobierno, cualesquiera que sean o hayan sido, exigiendo cuantas demandas puedan ser imaginadas, con la peculiar característica de que muchas de ellas son consecuencia de las irresponsabilidades de esa mitad que sólo considera sus privilegios y derechos sin que se pueda hablar de deberes y responsabilidades. Ante este terrible cuadro de cosas podríamos afirmar que quienes están al timón proclaman con orgullo esta frase: To´pa mí y na´pa ti.

Justo cuando se creía que el loco estaba manifestando cierta cordura, comenzó a hablar de las meditaciones del gran Marco Aurelio, quien sostenía que a través de la sustancia universal, como un torrente, pasan todos los cuerpos, connaturales y colaboradores del Todo, como nuestras partes entre sí, y que cuantas personas buenas y malas, intelectuales o no, se ha tragado ya el tiempo y que esto mismo le ocurrirá a todo hombre o cosa, sean cuales fueren, a propósito de esa otra mitad que se cree por encima del bien y del mal.

Mientras otros dicen que ni esto, ni aquello, ni lo otro, sólo la mitad de cada uno y todavía nos falta, porque por el camino que estamos recorriendo pronto llegaremos a ser lo que nunca jamás podríamos arribar a creer que se podía producir después de más de un siglo. Están ganando ellos y ya son más que la mitad. Todo a sotto voce, como si la otra mitad fuese sorda o estúpida. Todo es soterrado, camuflando sus verdaderas intenciones, cediendo hasta el alma nacional frente a la otra mitad, y sobre todo, como son conscientes de lo que están haciendo, se sotorríen de lo que consideran su seguro triunfo e impunidad.

¡Que vivan los teóricos, traidores y cobardes que quieren hacer posible lo que hace más de un siglo se dijo que no, que nunca jamás!. Qué más da, saben justificar cualquier cosa sin importar la vagabundería que sea. No creo lo que ha dicho el loco, es más, no es verdad que seamos la mitad, creo que exagera. Nos vencieron, somos mucho menos que la mitad. ¡Haidom!, nos jodimos, nos vendieron a la irresponsabilidad, a lo absurdo, por hacer caso omiso a lo sentenciado por Epícteto: “Engrandecerás a tu pueblo no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes”. Mientras tanto, nos consolamos con saber que nos vendieron la mitad que nos quedaba y lo hicieron impunemente, sin que pudiéramos darnos cuenta. Pero, ojo pelao, porque estamos apenas en el comienzo de esta guerra. Tomen notas, representantes de la otra mitad. ¡Sí señor!.

El Nacional

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