Opinión

Estrategia fallida

Estrategia fallida

En cualquier ámbito de la vida es importante que si perdemos, no perdamos la lección. Es decir, hay que cuidarse de derivar de los acontecimientos negativos que nos ocurren, los aprendizajes que nos permitan convertir el fracaso en oportunidad para continuar avanzando en el camino de la superación, imprescindible para crecer.

No existen dudas de que en los últimos meses, en el acontecer político de Leonel Fernández han sucedido episodios que han implicado un descenso sistemático de su valoración colectiva, lo cual ha venido siendo reflejado en los estudios de opinión provistos de credibilidad. Lo peor, para él, es que no está asimilando de manera correcta los acontecimientos y tal circunstancia lo está induciendo a cometer desatinos que agravan su situación.

Su primera pifia ha consistido en no haber descubierto una causa decisiva en su pérdida de popularidad. Se trata de lo que he denominado la tesis de los espejos, que consiste en que la actuación, si se quiere el estilo, del actual primer mandatario, ha servido para que la población establezca puntos de comparación con lo cual, el pasado presidente resulta perdidoso. La diferencia podría resumirse en una forma de proceder que genera cercanía con los demás frente a otra que marca distancias.

Eso ha venido a coincidir con un momento político que ha ido poco a poco conformándose en el país, caracterizado por un aparente resurgir del tema de la corrupción administrativa como causa de indignación de la gente.

De un lugar remoto en los aspectos que irritan la ciudadanía, ha pasado a ocupar un escaño cimero y eso constituye un elemento que amenaza el posicionamiento de Fernández en tanto y en cuanto, sus gestiones gubernamentales y su persona, están afectadas de percepción desfavorable en ese sentido. Tanto así, que una encuesta estableció que una significativa proporción de los consultados consignó que “muy corrupto” es expresión que define bastante bien al ex mandatario.

En ese contexto, al presidente del PLD se le ocurre organizar un acto ideal para afianzar esas opiniones que han influido en la caída de su aceptación respecto a un pasado reciente. Preparar un almuerzo de costo elevadísimo, con entrevistador extranjero, aderezado con una turba preventiva por si alguien se manifestaba contra el entrevistado, la que terminó agrediendo comunicadores, configura un error táctico de marca mayor cuyas consecuencias no se han hecho esperar. ¿Será un estado de desesperación que está obnubilando el pensamiento del personaje?

 

El Nacional

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