Opinión

Evangelización Y “comunidad cristiana”

Evangelización Y “comunidad cristiana”

Es un motivo de alegría y de esperanza, a cual más optimizante, el hecho de que la Comisión Nacional de Comunidades haya dado a la luz pública el documento de apoyo a la pastoral comunitaria titulado “la comunidad cristiana en marcha”. Trata de ofrecernos, no tanto la riquísima variedad de comunidades existentes ya en la Iglesia dominicana, cuando los principios y criterios asumidos de los documentos doctrinales o pastorales del magisterio de la Iglesia, sea a nivel universal (Vaticano II, Evangelio Nuntiandi), instrucción sobre la libertad y liberación), sea a nivel latinoamericano (Medellín y Puebla), sea a nivel de la propia Iglesia dominicana (el Plan Nacional de Pastoral).

I.- Dejando de lado, por ahora, algunas ideologizaciones “•apologéticas” del documento quisiera resaltar, como se lo merece, la vinculación entre evangelización y comunidad cristiana. Hay que partir, como lo hace el documento (pag. 22), del hecho de que la razón de ser del P.N.P. y su objetivo constante y universal es: “impulsar una evangelización nueva, capaz de transformar al hombre dominicano, para que, como pueblo de Dios evangelizado y misionero sea por el anuncio del Cristo vivo y por el testimonio de vida, fermento de una sociedad nueve (P.N.P. n. 53) Y para lograr ese objetivo, la iglesia dominicana opta por “promover la formación de comunidades cristianas en todos los niveles de la Iglesia dominicana, para que viviendo la comunión y participación, sea fuentes de inspiración y transformación en la sociedad pluralista en la que vivimos” (P.N.P n, 54.3

Nada extraño, pues, que en la primera parte centrada en la visión de la realidad dominicana (social y eclesial) el documento de apoyo a la Comisión nacional de Comunidades constante que “las comunidades eclesiales de base y otras formas comunitarias” están dinamizando, renovando y transformando las estructuras parroquiales; las cuales, como afirma Puebla (nn.110-111), muchas veces se encerraron excesivamente en el culto sacramental, llegando casi a perder su misión evangelizadora. (Comunidad en marcha, pag. 19)

Con eso no se puede pretender adjudicar alabanza o premio, sino extender una matrícula de legitimidad y vigencia y autenticidad.

II.- Es correcto que la Comisión Nacional de Comunidades consuma cierto espacio (pg.20-28), para resaltar bien la vinculación entre evangelización nueva y comunidad cristiana.

 Está clarísimo nuestro Plan Nacional de Pastoral al reclamar “urge una evangelización nueva en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones, que lleve a un encuentro personal con Cristo Vivo”. Y esa evangelización nueva ha de vivirse en comunidades cristianas continuamente evangelizadas hacia dentro y focos de evangelización hacia fuera, superando la separación entre fe y vida (PNP n.34.1). Esto es lo importante para mí en el documento de apoyo “La Comunidad Cristiana en Marcha”. Caminemos por ahí con la libertad que nos da el Espíritu Santo (PNP n. 82).

El Nacional

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