Opinión

Evitemos el caos

Evitemos  el caos

He manifestado en otras ocasiones, que así como un profesional de la Medicina puede pronosticar el tiempo de vida que le queda a un paciente, así mismo puede un estudioso de la Política en su carácter de Ciencia, pronosticar acontecimientos decisivos en una sociedad determinada.

En el caso de la República Dominicana, hace tiempo que nuestra clase política está creando las bases para el estallido de revueltas y actos de violencia con consecuencias impredecibles. ¿Y por qué impredecibles? pues porque aunque la oposición luce ahora cohesionada, en realidad no tiene plena conciencia de hacia donde dirigir el barco.

Si a ésto le sumamos la prematura lucha interna desatada en el PLD antes de que el presidente Danilo Medina haya asumido su segundo mandato, es pronosticable, que podríamos estar en una sociedad al borde del anarquismo sin autoridades legitimadas para salvarnos del caos.

Respeto desde ya la idea de quienes piensen que estoy exagerando o que intento revivir teorías pesimistas al estilo de Arthur Schopenhauer o Jean Paul Sartre. Lo cierto es, que la verdadera amenaza de que los dominicanos salgan de un largo letargo y de una inmovilidad social que no se corresponde con las demandas sociales que existen en América Latina, no depende de éste u otros artículos de opinión. sino de evidencias concretas que deben llevarnos a reflexionar para evitar el desorden social.
Yo tengo la convicción, de que a pesar de las atropelladas elecciones del 15 de mayo, el pueblo dominicano votó mayoritariamente por el presidente Danilo Medina.

A él le corresponde como máximo líder de los dominicanos, reconocer nuestras anacrónicas debilidades y emprender acciones concretas en lo relativo a la Junta Central Electoral, Reforma a la Ley Electoral, las Altas Cortes, adecentar la Justicia, integrar a la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas en un plan definitivo para enfrentar la delincuencia, enfrentar la evasión fiscal, equilibrar las cargas tributarias y enfrentar a brazos partidos la desigualdad social.

El presidente Medina tiene que abogar por una verdadera y definitiva reforma a la Constitución para salvar muchas fallas institucionales. Urge establecer el voto obligatorio. Blindar la Constitución para evitar que la misma pueda ser reformada para perpetuar a los presidentes de turno. En definitiva, debe venir una reivindicación política que pueda detener el alud de frustraciones sociales.

El gobierno debe continuar con los programas sociales sin importar las banderas políticas, seguir apostando a la educación, pero urge como antídoto al caos, la unidad interna del PLD, para que existan razones morales de solicitar un gran diálogo nacional cuya agenda sea: un plan de nación.

El Nacional

La Voz de Todos