Sede del Arzobispado de Santiago, responsable del semanario Camino.
SANTIAGO. El Arzobispado de esta ciudad pidió a la comunidad internacional ejercer presión ante el Gobierno de Nicaragua, para que frene la violencia que afecta a esa nación y que, de acuerdo a su criterio, nadie en su sano juicio podía imaginar.
El principal organismo católico de esta zona calificó como “una ignominia” lo que ocurre desde hace meses en ese país, definiendo esa situación como dolorosa.
El planteamiento del Arzobispado aparecerá en el editorial del próximo domingo del semanario Camino, su órgano escrito de difusión, titulado “Hasta cuándo”
Indica que la situación del pueblo nicaragüense es dolorosa y que los hechos que ocurren a diario en ese pueblo centroamericano vuelven trizas el respeto a los derechos humanos. “Allí la vida de los que disienten del gobierno no vale nada”.
El Arzobispado dice observar “un funeral permanente de jóvenes que soñaron con la libertad prometida, y que hoy la represión se los ha llevado a destiempo”.
“El diálogo propiciado por la Iglesia para encontrar la paz de un pueblo que se desangra, ha sido silenciado por el ruido enloquecedor de las ametralladoras utilizadas para ahogar en sangre a una población que busca una vida mejor, y se siente traicionada”, abunda.
Al tiempo de sostener que los abusos y atropellos cometidos por la policía y bandas paramilitares han roto todos los límites, precisa que pocas veces “hemos visto en nuestros pueblos latinoamericanos huestes fanatizadas atropellando a dignatarios de la Iglesia como al Cardenal Brenes, a obispos, sacerdotes y hasta el Nuncio de Su Santidad, sin importarles a sus verdugos que estas imágenes darían la vuelta al mundo”.
Sobre el particular, subraya que si así tratan a estos pastores qué no harán con la gente del pueblo dispersa en diversos espacios de la tierra de Rubén Darío.
Tomando en cuenta las cifras dadas a conocer sobre las personas asesinadas desde el 19 de abril pasado, el arzobispado asegura que las muertes pasan de 350 y pregunta por qué las autoridades nicaragüenses rompieron el diálogo, única manera civilizada de encontrar la paz.
No ve justificación en el atentado contra el Obispo de Estelí, monseñor Abelardo Mata y los tiroteos en el templo de la Divina Misericordia, en Managua “donde había jóvenes refugiados resguardándose de quienes con odio y saña los perseguían para quitarles la vida”.
Se pregunta hasta dónde llegarán “cuando hasta la sede Caritas fue incendiada, y la Basílica de Diriamba fue blanco de los tiros con armas de guerra”.
