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Explotación  minera haría  desaparecer los   encantos naturales de la RD

<P>Explotación  minera haría  desaparecer los   encantos naturales de la RD</P>

El oro, símbolo de las divinidades eternas, le ha abierto el insaciable apetito a mucha gente en el mundo.

El metal deslumbrante que ha levantado civilizaciones milenarias es el origen puntual de guerras y conflictos permanentes en la tierra.

Hay múltiples formas prácticas de crear catástrofes en un espacio reducido y crítico. Ellas se pueden imaginar sin dificultad bastando para ello la acción humana sistemática, a través de la megaminería, actualmente en boga.

Independientemente de lo que diga el informe próximo preparado por expertos de las Naciones Unidas sobre la loma Miranda, con el aval de su representante en el país,  el Estado no está obligado a acatarlo.

No podrá ser un mandato sino una recomendación.

No existe la obligación taxativa de cumplir el Estado estas recomendaciones cualesquiera que fuesen y menos aún si  éstas lesionaran el patrimonio natural dominicano.

Hay quienes juzgan como si de dioses se tratara las sentencias de los organismos  que, por cierto, suelen favorecer los intereses espurios de las influyentes multinacionales.

Un territorio nacional cubierto de hoyos gigantescos, ríos contaminados y bosques abatidos no es impensable si se concedieran todos los permisos que esperan trámite de explotación minera.

Ya se sabe que algunas comunidades pobres de la cordillera Central, donde hay oro y otros metales  registrados de alto valor, están recibiendo ofertas de casas nuevas y una serie de facilidades que nunca soñaron.

Viven en la pobreza y se mueven sobre enormes riquezas auríferas que desconocían.

Las obras sociales ablandan los corazones  y mitigan la miseria a costa de no hallar resistencia cuando la gente comience a perder la verdadera riqueza: la herencia de los suyos, el valor intangible de la tierra, las áreas de cultivo y de sobrevivencia.

¿De qué sirve tener una casita mejorada si te hacen un abismo polucionado e insano frente a ella y si se llevan el oro irrecuperable?

El plan diabólico es que las gentes acojan sin resistencia el daño irreparable de las extracciones.

Ese panorama sombrío traería el fin de la flora y la fauna dominicana creando una crisis de consecuencias explosivas en el país.

El Nacional

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