Que se deba modificar la Constitución para restablecer la reelección presidencial son otros quinientos. La realidad es que el presidente Danilo Medina aparece puntero, con amplio margen, en todas las encuestas y que una vasta mayoría favorece que se le permita optar por un segundo período. Sin necesidad de profundizar en las causas de esa preferencia, que ha marcado un hito en la historia, el mandatario se la ha ganado con su estilo de trabajo, que lo ha diferenciado de sus antecesores, por un lado, y, por el otro, por la dispersión que caracteriza a una oposición que, paradójicamente, luce más conforme en perder dividida, que en realizar unida un papel airoso.
Medina, quien siempre ha gozado de la reputación de ser un fino estratega político, no ha tenido que hacer mucho para capitalizar la incertidumbre que ensombrece el escenario. En primer lugar, ponerse por encima de las rencillas políticas, incluidas las del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), para gobernar como presidente de todos los dominicanos, y, en segundo, mantener en alto la imagen de que su única preocupación es encontrar soluciones a los problemas de la gente. Un gobernante terrenal, asequible y prudente, que vive y se desplaza sin parafernalia, sin ínfulas de querer liderar al mundo, que solo habla cuando tiene que hablar para decir lo que hay que decir son factores que contribuyen con esa apoteósica valoración que reflejan las encuestas.
Que funcionarios impulsen la revisión de la Carta Magna para consignar la reelección puede no ser fortuito al sintonizar con un fenómeno del que no se recuerde precedente: un pueblo que demanda otro período de un mandatario, no por temor a algún tipo de amenazas, sino para vivir en paz y con la esperanza de que se amortice la cuantiosa deuda social acumulada. Al margen de que el proyecto pueda representar también una buena oportunidad para la recomposición de las fuerzas opositoras y la mejor carta de triunfo, al menos sin generar traumas, para el propio partido en el poder. Con su estilo de trabajo, aunque sobre algunos aspectos sea necesario remover pesados obstáculos y por el mismo escenario social, el mandatario se ha ganado el derecho a la reelección.
La gente reconoce que no está bien. Que el desempleo, la criminalidad, la corrupción y la inmigración haitiana son desafíos que se tienen que enfrentar. Sin embargo, también considera –y es lo más importante- que el Gobierno, con el presidente Medina a la cabeza- trabaja para restaurar la seguridad y mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías. Son razones que explican el amplio respaldo con que por primera vez cuenta una reforma constitucional para consignar la reelección presidencial.
