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Cójanlo

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Ríos de basura

 

El siniestro espectáculo sobre la basura en el Malecón transportada por el río Ozama desnudó el drama ambiental que corroe la nación. Bastó con los remantes del huracán Beryl para que el área marítima se transformara en un vertedero de plástico y otros desperdicios, que para rehabilitarla demandó varios días del Ayuntamiento del Distrito Nacional, el Ministerio de Obras Públicas y otras entidades.

El impacto de la contaminación no pudo ser más alarmante, pues hasta luminarias internacionales se hicieron eco de la gran cantidad de desperdicios que inundaba el Malecón.

Y como de costumbre se apeló al viejo hábito de la eficiencia para limpiar la zona en tiempo récord y con modernos equipos, en demostración de eficiencia, relegándose que tanto el río Isabela como el Ozama son depósitos de basura.

El ministro de Medio Ambiente, Ángel Estévez, advirtió que serán sancionados quienes ensucien o contaminen los ríos, pero sin avanzar ninguna acción para evitar que las corrientes sean las receptoras y conductoras de desperdicios que afectan tanto el ambiente. De no tomarse las necesarias previsiones el espantoso espectáculo podía repetirse en cualquier momento.

El Nacional

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