Si hay corrupción pública e impunidad es por la ausencia de una justicia que aplique las leyes de forma ejemplar; si los congresistas no fiscalizan el desenvolvimiento del Poder Ejecutivo no están cumpliendo con su rol; si los torneos electorales se caracterizan por el vicio es porque no hay órganos capaces de montar y administrar comicios libres.
Tampoco tiene razón de ser la Cámara de Cuentas y otras instancias estatales que no cumplen con las atribuciones para las que fueron creadas.
Es evidente que los denominados poderes públicos -todos, absolutamente todos- son dependientes del Poder Ejecutivo y no tienen razón de ser, por lo que es correcto que un grupo de más de 200 ciudadanos, en los que sobresalen personas con luces intelectuales, soliciten la disolución de múltiples instituciones estatales.
No observo ningún exabrupto en el manifiesto para que algunas bocinas estén hablando de atentado a la democracia. ¿Cuál democracia? ¿Mencione una sola institución dominicana que pueda considerarse independiente? ¿Usted tiene idea del concepto de un sistema democrático? ¿Hay equidad en la participación de los partidos y elecciones libres en el país?
Para nada sorprende que las bocinas que hablan y escriben por encomienda arremetan de inmediato hacia ciudadanos que formulan pedidos bien argumentados y válidos.
Sorprendido quedé cuando una joven comentarista de la mañana, de verbo ágil y enfoques desapasionados, calificó de fracasados a los firmantes de un manifiesto que no tiene desperdicios.
Se suma al coro de comunicadores sin ética que denominan fracasados a aquellos que no ostentan poder político o económico. Para ellos los exitosos son Pedro Santana, Báez, Lilís, Trujillo, Balaguer, Leonel, Félix Bautista, Diandino, Díaz Rúa, Danilo, Rondón.
También son exitosos los empresarios evasores, los reformistas que están en todos los gobiernos, los congresistas riferos y algo más, los trepadores, tránsfugas, los sacerdotes mafiosos que bautizan corrupción y los narcotraficantes.
Duarte, Luperón, Manolo, Caamaño, Bosch, Peña y todos aquellos que no hemos robado un centavo del erario somos unos fracasados. (Me incluyo porque no he ocupado cargo público, tampoco tengo dinero y además apruebo el manifiesto en todas sus partes). ¡Sólo hay que estar vivo para escuchar teorías y vocablos propios de la inversión de valores que hace tiempo impera en nuestra sociedad!
