Opinión

Francisco: Nobel de la Paz

Francisco: Nobel de la Paz

Su santidad Francisco, excelso misionero defensor y luchador por la humanidad, especialmente por los humildes, frágiles, pobres y desamparados de la suerte, es acreedor para el premio Nobel de la Paz. El Papa Francisco, desde el inicio de su reinado viene desarrollando con un estilo novedoso y propio, una extraordinaria misión apostólica, sustentada en transformaciones trascendentales del Vaticano y con místicas y perfiles que calan profundamente en el corazón de los creyentes, adeptos, simpatizantes o no de la doctrina redentora de Cristo Jesús.

Viene erradicando lentamente métodos y sistemas y acciones que existían en diferentes segmentos de esa institución, haciendo los cambios pertinentes, un nuevo despertar de conciencias y acrecentando la fe, amor, solidaridad y esperanza en el mundo de hoy y abogando por el respeto de los derechos humanos y un mundo mejor y más justo.

Las visitas a diferentes lugares del universo, su postura de humildad y sencillez, el contacto permanente con entidades, sectores y personas de todos los niveles, sus predicas como homilías, llamados y sugerencias, son mensajes con tintas de divinidad que debemos asimilar y muchos poner en práctica. La voz del papa Francisco retumba cual tambor de gloria en nuestros cinco continentes.

El pontífice Francisco conoce y domina con singular maestría, la álgida situación de nuestros pueblos de América, Centro América y el Caribe, así de otras latitudes mundiales. Siente, sufre y padece el modus vivendi de los hambrientos, semidesnudos, enfermos, los carentes de libertad con sus derechos conculcados y la hambruna que viene atravesando el 61.3 por ciento de los niños, hombres y mujeres aproximadamente; mas sombra que luz y más lágrimas que amor.

Su santidad hace énfasis en los valores éticos y morales, en la dignidad humana, la justicia social, la verdad y el sentimiento de solidaridad, así como la misión del hombre y de las instituciones medulares de los pueblos.

En los Estados Unidos, la visita al presidente Obama, su mensaje en el Congreso Norteamericano, en las Naciones Unidas, Nueva York, Manhattan y Philadelphia y contactos con diversos sectores, son hitos esplendorosos con mensajes de eternidad.
En Cuba y Estados Unidos, la devoción de sus ciudadanos fue extraordinaria y el apoteósico recibimiento que le hicieron, pues como expresó “El Nacional” en su Radar del lunes 21 Huellas del Papa, gracias a él, la esperanza de mejorar las condiciones de vida se ha incrementado.

La sonrisa del Papa se abre como un libro de salmos, así sus ya frases lapidarias: “Les pido que oren por mi”
En nombre del Consejo Dominicano de Derechos Humanos de la República Dominicana y el nuestro propio, sugerimos que sea entregado a su santidad Francisco, el Premio Nobel de la Paz 2015, pues es acreedor de este afamado galardón y otros tantos que habrá de tribularle la conciencia universal, por sus luchas, afanes y predicas sacrosantas a favor de la paz, un cambio sistemático, la rectificación y reivindicación humana.

El Nacional

La Voz de Todos