Opinión

Fuera de base

Fuera de base

Lamentablemente, y a pesar de que los eventos eran predecibles, la diplomacia dominicana ha vuelto a ser sorprendida durmiendo en sus laurales, mientras políticos y medios extranjeros vuelven a la marcha contra nuestro país por el tema migratorio. La metida de pata monumental del Tribunal Constitucional ya es una mancha irreversible en la imagen internacional de nuestro país, pero los esfuerzos honestos realizados por el Poder Ejecutivo de remediar el desastre debieron ser suficientes como para que todo esto hubiera quedado atrás. Sin embargo, la lentitud que siempre ha caracterizado a nuestra diplomacia puede que haya lanzado todo ese esfuerzo al traste.

El tema migratorio ha tomado bastante auge en el mundo a lo largo de este último año. Mientras las autoridades dominicanas se empeñaban a de una forma u otra llevar adelante su plan de regularización aún si fuera a puros batazos, la realidad es que el panorama internacional ha estado pintando radicalmente diferente. En Estados Unidos, a medida que se aproximan las elecciones presidenciales el debate migratorio está cada vez más radicalizado, en la Unión Europea ya se están desplegando botes de combate para detener el flujo inmigrantes en el Mediterráneo desde el norte de África, mientras que países como Australia ya han asumido como política interceptar los botes de ilegales en el mar y hacerles devolverse a Indonesia tal cual como vinieron.

No obstante muchas de las medidas tomadas por países desarrollados para detener los flujos migratorios harían ruborizar hasta al más enardecido anti-haitiano del patio, la República Dominicana había optado y había estado ejecutando el mayor proceso de documentación y regularización de inmigrantes de su historia. Ese esfuerzo está hoy en peligro de haber pasado sin pena ni gloria.

La falta de iniciativa del gobierno haitiano de dotar de documentos a sus nacionales, que fue considerado como uno de los obstáculos fundamentales para el éxito del plan, no fue suficientemente investigado ni publicitado como para alertar a los organismos internacionales con el fin de que estos tomaran las acciones necesarias para asistir o condenar la actitud oficial del Estado Haitiano.

Adicionalmente, no se actuó con la estridencia necesaria para una campaña de medios preventiva en las semanas anteriores al vencimiento del plazo. Una explicación pormenorizada del plan de regularización y los esfuerzos del Gobierno dominicano para enderezar el desastre creado por el Tribunal Constitucional era fundamental para haber dejado planteado nuestro caso antes que volaran las acusaciones.

Es cuesta arriba actuar hoy frente a gente como Bill De Blasio o diarios como The Washington Post que nos acusan de racistas, violadores de derechos humanos y otras exageraciones como resultado de la desinformación, si la realidad es que nunca nos preocupamos por informarles, no obstante nosotros saber de antemano que la campaña de descrédito era muy probable. Luce ser que, después de todo, nuestra diplomacia volvió a ser agarrada fuera de base.

El Nacional

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