Opinión

Ganó la homofobia

Ganó la homofobia

Ernesto Guerrero

Las prédicas de los evangélicos contra las políticas en beneficio de las minorías LGBT, unido a la exacerbación de sentimientos antimigrantes, a quienes acusaban de pretender cambiar los valores y costumbres de esa nación, fueron capitalizadas para lograr el respaldo de un segmento preciado pero en declive: los votantes blancos, en especial hombres mayores de 30 años, con menos educación.

La victoria de Trump, unida al control republicano del Congreso, augura años oscuros para la comunidad LGBT y un abierto retroceso de los derechos de las minorías raciales. Trump en si mismo nunca ha mostrado un especial interés hacia este colectivo, ni siquiera a la hora de oponerse a sus derechos. Sin embargo, tiene una plataforma ideológica y un vicepresidente -Mike Pence- que se destaca por su LGTBfobia.

Los republicanos consideran proponer enmiendas a la Constitución para devolver el control de regulación del matrimonio a los Estados y que las leyes federales solo reconozcan el matrimonio entre un hombre y una mujer. Igualmente la negación a la adopción homoparental y eliminar las regulaciones antidiscriminatorias que sancionan a quienes se nieguen a prestar servicios a parejas del mismo sexo en base a motivos religiosos.

Bajo el argumento del “derecho de los padres “dejan entrever su apoyo a las fracasadas “terapias reparadoras” para modificar la orientación sexual o la identidad de género. Los gays en el servicio militar y la utilización de los baños por los trans, serán igualmente revisados.

La política internacional de protección de los derechos humanos de la comunidad LGBT también será afectada. Ya no habrán Embajadores de la talla de James Brewster que contra todos los pronósticos de que “Va a sufrir y tener que irse”, ha realizado un trabajo encomiable en apoyo a la diversidad y en favor de los derechos humanos.
Son estos líderes religiosos homofóbicos, los responsables de la derrota del Si en Colombia, y de la frustración y tristeza que hoy nos embarga. Afortunadamente esa retorica malsana no caló en el electorado dominicano. Ante esta realidad, solo queda seguir luchando por los verdaderos ideales y las causas progresistas.

El Nacional

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