Opinión

Garrote y  gatillo en la coerción de clase

Garrote y  gatillo en la coerción de clase

Amnistía Internacional (AI) es una organización comprometida con el capitalismo, y considera amenazante toda política dirigida a superar ese sistema de explotación. Es de rigor definirla así. Pero no por ello se puede  decir que falta a la verdad cuando emite denuncias que permiten identificar a la Policía Nacional como violenta, brutal y hasta criminal.

Agentes y oficiales suelen actuar pagados por particulares, y  la alta oficialidad valida sus acciones. Pero además, la Policía tortura, secuestra y realiza ejecuciones extrajudiciales. Eso es inadmisible. En la última semana, sin que la cuenta sea exhaustiva, mató  un hombre en un desalojo y un joven en una protesta, y ejecutó  cuatro delincuentes pobres. ¡Cuánta sangre!

La violencia policial  es parte de la coerción de clase, y la coerción de clase la ejecuta el Estado por encargo de los sectores dominantes.

El compromiso con la clase dominante lleva a políticos de diferentes partidos  a sumarse al coro de quienes pretenden acallar los escándalos  salvando a los grupos represivos  y a sus jefes, garantizándoles impunidad.

Algunos, como Guido Gómez,  emiten declaraciones en ese sentido. Otros, como Hipólito Mejía, Miguel Vargas y los dirigentes del despedazado Partido Reformista Social Cristiano, legitiman la represión con el silencio o con el uso de eufemismos para calificar el crimen.

La mal llamada oposición no asume la tarea de responder a la denuncia de Amnistía Internacional, pero es por no pagar el costo político, no porque no estén comprometidos con el  “orden”.

Como funcionario, responde el jefe de la Policía. Como miembro del poder permanente, habla el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Usan verdades a medias para   negar lo innegable. ¡Infeliz intento! 

Señalan las  debilidades de Amnistía Internacional, pero su objetivo es preservar el  sistema político, un sistema  excluyente y criminal, aunque sus sustentadores y protegidos invoquen para defenderlo el nombre del Padre, del Hijo y de todo lo divino…

El Nacional

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