Opinión

Garzón y la corrupción

Garzón y la corrupción

El borrón y cuenta nueva que, a través de la metáfora de la piedra hacia atrás insinuó el presidente Danilo Medina al rendir cuentas de sus primeros 100 días de Gobierno, no caló en la población.

Demasiado alto ha sido el precio que este país ha tenido que pagar a causa de la corrupción para que el pasado sea cubierto de un manto de la más ofensiva impunidad. Como todo intento para perseguir el flagelo suele generar confrontaciones entre el presente y el pasado bien procede un pacto nacional para investigar la corrupción y establecer responsabilidades.

 Y para darle más credibilidad a la investigación se podría repetir la fórmula que se ha empleado para decidir sobre la viabilidad de la instalación de una cementera en Los Haitises y la explotación de la loma Miranda.

En ambos casos, el Gobierno asignó la misión al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que para realizar los estudios contrató técnicos extranjeros. Si en verdad hay interés en establecer responsabilidades sobre la corrupción en que se haya, por lo menos de 1996 a la fecha, una buena fórmula sería contratar los servicios del prestigioso ex magistrado de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón. Pudiera ser otra figura internacional de la misma dimensión de Garzón.

De esa manera quejas sobre la selectividad que según el direc tor de Etica e Integridad Gubernamental, Marino Vinicio Castillo, a raíz del supuesto carácter selectivo del caso Félix Bautista, no se prestarían a conjeturas.

Castillo insiste en que  también deben investigarse siete auditorías que exponen supuestas irregularidades durante la gestión de Hernani Salazar como director de la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado. Con la influencia que tiene ante el Gobierno, Castillo podía encabezar una cruzada para contratar a una figura como Garzón para perseguir la corrupción de los últimos 16 años. Y así no se hablará de fijación.

El Nacional

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