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GENERALIDADES

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Grandes Dominicanos
La literatura nos absorbe, nos atrae, nos apasiona, nos embriaga. Nos pone a merced de una retórica que emerge de las abismales entrañas del sentimiento y, como metáfora divina, nos acerca a la luz y a la verdad sobre nosotros mismos.     

Escribir nos permite soñar en grande, revelar nuestras inquietudes y, también, estimular la práctica del bien y del amor; del servicio y de la justicia; del valor y de la esperanza, ya sea desnudando nuestra propia alma o haciéndonos eco del testimonio de otros.      

Lo segundo es una labor extraordinariamente enriquecedora y estimulante para el autor que ha tomado las riendas de este camino tan interesante y apasionante, que es el de subrayar los hechos insoslayables de hombres y mujeres que nunca han de reclamar la gloria para sí mismos.     

Mas bien, nos invitan a comprometernos en causas justicieras y en proyectos prioritarios para el engrandecimiento y la perfección del ser humano.      “Los sueños son el lenguaje de Dios”. Paulo Coelho escribió en El Alquimista, éste y otros aforismos que revelan nociones elementales sobre el significado de la vida, del amor y del camino hacia las metas.      

La gran diferencia entre la totalidad de individuos y el grupo de de ciudadanos que proclamo Grandes Dominicanos, es que estos últimos no tuvieron miedo de soñar; no  tuvieron dudas cuando se lanzaron en la búsqueda de sus sueños.

Nunca pensaron en lo que iban a perder, sino en todo lo que podrían lograr si lo intentaban.

Los hombres y las mujeres que se reconocen en el Décimo Tercer libro de Grandes Dominicanos, anduvieron por caminos impenetrables, sortearon tormentas de arena y vadearon sinuosos y torrenciales ríos.

 No se ahogaron en las nostalgias de su pasado, ni añoraron el futuro con irracional ímpetu. Comprendieron que si podían permanecer siempre en el presente, serían felices. No tuvieron miedo de sufrir, porque “…el miedo a sufrir es peor que el propio sufrimiento, y ningún corazón jamás sufrió cuando fue en busca de sus sueños, porque cada momento de búsqueda, es un momento de encuentro con Dios y con la Eternidad”, dice Coelho.

Las historias que dejo plasmadas en este nuevo proyecto literario, Grandes Dominicanos, Tomo XIII, reflejan el alma de cada personaje; el sacrificio, la capacidad de entrega y el amor con el que emprendieron sus propias leyendas personales.      Ellos son reconocidos y yo he sido premiado, porque a través de sus vidas, mi alma se hincha de satisfacciones inmensas al introducirse en historias que enaltecen mi espíritu. Al permitirme ser intermediario de sus testimonios de vida, entro en una dimensión fascinante, cargada de heroísmos, emotividad, sentimientos, pasión, cultura, belleza y humanismo. Agradezco al Señor Todopoderoso porque me ha permitido vivir la vida día por día, llenándome de gozo y de alegría con cada descubrimiento.

El Nacional

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