¿Qué Pasa?

Generalidades

Generalidades

La intolerancia conlleva, casi siempre, a asumir actitudes imprudentes y poco solidarias ante organizaciones y personas que se han dedicado, por décadas, a una labor bienhechora y honesta.      La crítica llevada por mal camino (crítica destructiva), y con el oscurantismo de un mal disimulado menosprecio hacia aquello que no resulta grato, despierta suspicacias y enfrentamientos, inclusive entre iguales.

Diferentes

Las cosas no siempre son como algunos quieren pintarlas, ni tampoco parecen ser lo que aparentan.       Cuando se trata de un certamen, de una premiación o de un reconocimiento a la labor cumplida, las simples conjeturas no encajan ni entran en juego si está de por medio la bien ganada reputación de personas e instituciones.

Todos tenemos derecho a asumir posturas, a creer o no en algo o en alguien, a coger y a dejar; pero ninguna persona tiene derecho a tergiversar la realidad y a desahogar sus inconformidades con premeditación y alevosía.

Retrógradas

Hacer mal uso de la libertad de expresión para ponerla en contra de los mejores intereses de una colectividad, es una conducta que tiene, sin duda alguna, su origen en la arbitrariedad y en el egoísmo.      Son actitudes generadas por la petulancia y la insensibilidad.     Y cuanto más se traspasan los límites de la prudencia y se hacen señalamientos acusatorios sin fundamentos lógicos, más convencidos estamos de que esas personas exhiben y practican actitudes irracionales y retrógradas nada saludables.

Transformación
Siempre he dicho que me ha tocado vivir una de las experiencias más fascinantes de mi carrera periodística.      Desde el momento en que se abrieron las cortinas al gran escenario llamado Premios Casandra, el que tuve el inmenso honor de estructurar desde su primer “picazo” junto a otros colegas, a través de ACROARTE, reconocí que lo que nos esperaba en lo adelante, no iba a ser precisamente una tarea fácil.       Mas bien, comprendí que los grandes proyectos no se levantan con zapatas de madera. Se sostienen con sólidas estructuras de concreto.      

El Casandra y El Soberano fueron concebidos en una época diferente a la actual. Lógico es pensar que en ese ínterin, los cambios que se han efectuado no han sido precisamente producto de presunciones ni de jactancias mal encaminadas.       Los tiempos cambian. El premio ha evolucionado.     No está demás decir que aunque la “fachada” del Casandra ha evidenciado una transformación radical y modernista desde aquel primer ceremonial hace un cuarto de siglo, la esencia de los premios permanece incorruptible.      Sigo apostando al premio Casandra, al Soberano, a los ejecutivos de ACROARTE y a la Cervecería Nacional Dominicana. Nuestro compromiso con la calidad es y será un compromiso eterno.

 

 

El Nacional

La Voz de Todos