Los cantantes eternos
Me pregunto si El Lápiz, Mozart la Para o Vakeró seguirán sonando en la radio dentro de 10 años, convirtiéndose en cantantes eternos como los que veneramos desde hace décadas y seguimos disfrutando de sus canciones como si hubieran salido recién al mercado.
En el mundo efímero en que vivimos, prácticamente todo es desechable. Hoy día puede haber un artista que tenga un tema pegado, pero a las pocas semanas desaparece del gusto popular porque el público lo reemplaza por otro nuevo que de seguro correrá la misma suerte.
Los amantes de la música de todos los tiempos, esa que se ha quedado en nuestra memoria por décadas, tenemos que esperar hasta el fin de semana para volver a escuchar en la radio a los ídolos que nos han deleitado con sus canciones y que siempre queremos volver a escuchar, ya sea porque nos traen recuerdos de momentos inolvidables o sencillamente porque sus interpretaciones, arreglos musicales y letras fueron hechos para mantenerse vigentes, aunque pase el tiempo.
En este grupo de cantantes de siempre podemos nombrar a súper estrellas como el chileno Lucho Gatica, el cubano Roberto Ledesma, el argentino Roberto Yanés, el venezolano Felipe Pirela, la cubana Olga Guillot y el puertorriqueño Gilberto Monroig, sólo para nombrar unos pocos, sino esta columna semanal se convertiría en una larga lista de nombres de artistas inolvidables.
Estas remembranzas se me vienen a la mente porque hace un par de semanas un amigo mío me regaló un CD de un concierto de Monroig en el Palacio de Bellas Artes de San Juan y la verdad es que lo disfruté de principio a fin y me hizo pensar si las figuras actuales podrán, como él, superar el paso del tiempo y seguir vigentes de aquí a 10 ó 20 años.
Difícil, muy difícil. El público sabe valorar a los cantantes que nos hicieron soñar hace algún tiempo y cuyas interpretaciones nos sirvieron para conquistar a las chicas de las que estábamos enamorados.
¿Cómo vamos a comparar versos como “No existe un momento del día/ en que pueda apartarte de mí”, que cantó magistramente Gatica, o “Miénteme más/ que me hace tu maldad feliz”, de la Guillot o “Cómo borrar esta larga tristeza/ que deja tu adiós”, de Monroig?.
No, mis amigos, ya no se escriben canciones con letras tan profundas como ésas.
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