Opinión

Genio y figura

Genio  y figura

El presidente Donald Trump trató de matizar el calificativo de “agujeros de mierda” que endilgó a haitianos y salvadoreños con una aclaración, que todavía pueda ser cierta, muy pocos han aceptado. El controversial mandatario estadounidense admitió que utilizó términos fuertes en alusión a los inmigrantes de los países latinoamericanos y africanos, pero negó haber utilizado la frase que le atribuyó nada menos que The Washington Post.

De un gobernante caracterizado por su egolatría, que desde que asumió el poder se ha pasado el tiempo hablando y descalificando, sin reparar en que la lengua es castigo del cuerpo, no se puede dudar el insulto contra los inmigrantes con expresiones que encajan a la perfección con su estilo y sentimientos.

En su caso bien cabe el refrán de “genio y figura hasta la sepultura”, amén de que además es muy difícil que un medio tan leal a la ética y objetividad, que en su haber tiene el descubrimiento del escándalo Watergate, que culminó con la renuncia del presidente Richard Nixon, ponga en juego su historia con una noticia falsa. Para colmo, el comentario que tanta indignación ha causado, fue confirmado por Los Ángeles Times y un senador demócrata.

Con cerrar las puertas a los inmigrantes era más que suficiente, pero parece que el interés era herirlos, humillarlos, hacerlos sentir mal. La reacción contra la injusta agresión no se hizo esperar. La comunidad internacional se levantó, no en apoyo a las víctimas, como lo merecen, sino contra las expresiones. Tan mal cayó el exabrupto hasta dentro del propio Gobierno que el embajador de Estados Unidos en Panamá renunció.

Aunque canceló una visita a Inglaterra por temor a las protestas, Trump no va a aprender la lección, porque hablar sin reparar en las consecuencias forma parte de sus genes.

De no ser así hace tiempo que hubiera modificado el estilo que lo ha caracterizado desde antes incluso de asumir la Presidencia. Tendrá que entender que el desenfado con que deja brotar sus sentimientos no es una cuestión personal, sino que compromete el rol que Estados Unidos está llamado a jugar como primera potencia mundial política y económica.

Si antes se veía como un peligro, el insulto a salvadoreños y haitianos confirma que del mandatario estadounidense se puede esperar cualquier acción o declaración de consecuencias impredecibles. Que sea su estilo no significa que no se le deba prestar atención ni tomar en serio sus delirios, a propósito tan cuestionados en el “best seller” “Fuego y furia”.

Si bien Trump no llegó a la Presidencia con el voto popular, los electores tendrán que pensar más allá del presente a la hora de ejercer el sufragio para evitar el nerviosismo en que está el planeta.

El Nacional

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