La República Dominicana conmemora la gesta histórica del 14 de junio de 1959, cuando al país llegaron los gloriosos expedicionarios que, armas en manos, se enfrentaron a los militares de Trujillo, el más cruel dictador de América, con el propósito de derrocarlo. Sin embargo, la superioridad numérica del enemigo derrotó a aquellos luchadores por la libertad.
Este 56 aniversario de aquella gloriosa epopeya encuentra a un país dividido por el partidarismo político, abrumado por múltiples problemas socio-económicos y por una delincuencia múltiple que no cesa, pero además plagado de instituciones disfuncionales que no responden al interés colectivo, sino a un partido que quiere eternizarse en el Poder.
Gozamos de una relativa democracia, que no es más que una fachada que oculta todas nuestras lacras sociales. Observamos una especie de lo que sociólogos llaman anomia, que no es más que un conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.
La juventud dominicana no escapa a esa situación; antes al contrario, es parte de ella. Los malos ejemplos dados por políticos carentes de escrúpulos a través del ejercicio público, comienzan a contagiarla por la desesperanza al carecer de oportunidades para progresar.
Hoy día, son miles los jóvenes dominicanos que, aún con títulos universitarios, se ven obligados a buscar trabajos distintos a sus especialidades, porque no hay plazas para ellos. Otros se ven imposibilitados de estudiar por la pobreza, por carecer de lo más mínimo para asistir a los centros educativos.
Justamente, fue para erradicar de raíz esos males que lucharon los miembros de las expediciones del 14 y 20 de junio de 1959, los integrantes del Movimiento Revolucionario Clandestino 14 de Julio y, ya ejecutado el tirano, la Agrupación Política 14 de Junio y otras organizaciones cívicas que no vacilaron en afrontar los remanentes de la tiranía.
Esta gloriosa fecha nos hace reflexionar para llegar a la conclusión de que no se han cumplido muchos de los puntos del Programa Mínimo de Liberación Nacional que trajeron los expedicionarios, como por ejemplo la reforma integral de la enseñanza “a fin de que la nueva escuela, desde la primaria hasta la universitaria, sea forjadora de una conciencia nacional avanzada y libre que contribuya a darle impulso a los reclamos y derechos delo pueblo”.
Eso no se ha logrado, porque hoy día muchísimos estudiantes ignoran qué significó la expedición del 14 de Junio y también otros aspectos importantes de nuestra historia. Hace poco, en un programa nocturno de la televisión, una estudiante universitaria no supo siquiera responder la pregunta de cómo se llamaba la ciudad capital hasta 1961, cuando mataron a Trujillo.
En igual sentido, han transcurrido 56 años de aquella gesta y, sin embargo, no se ha establecido en nuestra Constitución la Asamblea Constituyente, única manera de tener un mecanismo transparente y popular para elegir a nuestros gobernantes e incluso para modificar la Carta Magna.
En el país hay empresas extranjeras que gozan de concesiones mineras y de otros tipos lesivas al interés nacional. Sin embargo, ese punto de los expedicionarios, que prometían revisar esos contratos si triunfaban, tampoco se ha cumplido.
No se ha establecido, tampoco, “un amplio sistema de seguridad social que ampare a la niñez, la ancianidad y el desempleo y ofrezca los servicios imprescindibles para la protección de la salud y una vivienda adecuada”.
Nosotros esperamos que en esta fecha, los dirigentes políticos dominicanos reflexionen y asuman su actividad con sentido patriótico, pero no de palabras, sino con hechos, para honra y gloria de todos nuestros héroes y para beneficio de nuestra querida Patria.
