Opinión

Ginecología actualizada

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Contradicciones del Art. 30

Se sabe que la ideología no se define por el discurso sino por la práctica.  En nuestra democracia la representación de los tres poderes del Estado no se corresponde con la realidad de la población dominicana.  La Reforma Constitucional y dentro de ella, el art. 30 está repleto de contradicciones.

El Presidente de la República somete la propuesta de Reforma Constitucional  con la inclusión del art. 30. Cuando se le pregunta directamente por su posición, no se expresa claramente.  Dejando la “pelota caliente” en la cancha del poder legislativo. Gran contradicción en el ejercicio del poder por nuestro señor Presidente. La ciudadanía esta sorprendida  del gran sesgo de una mayoría aplastante del legislativo a favor del artículo 30 y lo resultados de la encuesta Gallup-hoy.  Donde un 80 por ciento se manifiesta contrario al mismo, al aprobar interrumpir el embarazo cuando la vida de la mujer esta en peligro y el 73 por ciento considerando que no es un tema constitucional,  le correspondería al  Código Penal o mejor aún del Código de Salud.

El congreso  dominicano constituido en su mayoría por hombres, va a decidir sobre la vida y el futuro de las mujeres. Más del 50 por ciento de la población son mujeres, sin embargo son las grandes ausentes en la mesa de decisiones. 

Las niñas violadas y embarazadas que logran sobrevivir al parto, son condenadas a una “prisión social” no imaginaria, ni simbólica,  a una real prisión social. Son obligadas a cargar por  siempre con el rostro del agresor, hipotecando su vida, abandonando la escuela  y  ahondando sus niveles de pobreza.  ¿Con qué cuchara se van a servir la vida? ¿Cómo se van a montar en el progreso? “No podrá establecerse, pronunciarse ni aplicarse, en ningún caso la pena de muerte”  reza la propuesta de Reforma Constitucional.  Con la inclusión del  art. 30 se condena a muerte a las mujeres que ponen en riesgo su vida por  un embarazo.  Se les invita a vivir en la clandestinidad o en su defecto al camposanto.

Nuestro país ha perdido la capacidad de asombro. Las  altas estadísticas de niñas  violadas y de adolescentes embarazadas ya no nos estremecen, han pasado a ser parte de nuestra cotidianidad.  Claro está, porque son pobres!

Condenar el aborto cuando pone en riesgo la vida de la mujer o cuando es producto de una violación o incesto es un crimen, un acto de terrorismo, un fragante genocidio.

El Nacional

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