Opinión

Ginecologia Actualizada

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Un nuevo paradigma político es posible.  Dilma Rousseff, presidente de Brasil, lleva a la práctica lo que dice con las palabras.  Ha cambiado los  criterios para gobernar, apuesta por la transparencia de fondos públicos y lo demuestra con evidencias. Para Rousseff, economista, el dinero de la corrupción es dinero público sustraído a la salud y a la educación. “No aceptaré ilegalidades en mi Gobierno” es el axioma de la primera mujer presidente de Brasil.

Su política según la ministra de Relaciones Institucionales, Ideli Salvatti es que cada vez que los medios revelan un caso de corrupción de un miembro del Gobierno pedir que den explicaciones a la opinión pública o que dejen el cargo mientras no sea demostrada su inocencia. Hasta la fecha, cinco ministros han tenido que abandonar el Gobierno.

Lo que en República Dominicana es un tema de percepción, una bobería, una “caballá”, en Brasil es razón para dimitir.  El ministro de Turismo, diputado por 32 años, Pedro Novais, de 81 años, pagó con dinero público, de la Cámara de Diputados, a su empleada doméstica y un chofer personal para su esposa. Tuvo que presentar su renuncia al Gabinete. La transparencia del gobierno se demuestra en el ejercicio.

Para los grupos conservadores, su política de “vigilar las 24 horas del día para que el dinero público no acabe en la corrupción” podría poner en juego la gobernabilidad al enfrentar  su propio partido y los que la  apoyan;  no quieren perder su tesoro, los privilegios, la impunidad. En estilo de gobierno, los corruptos no son aliados.

Lo nuevo en tema de justicia es el proyecto de ley aprobado por el  Congreso de Brasil  para investigar “las graves violaciones de los derechos humanos” cometidas durante la dictadura militar, entre 1964 y 1985.  En nuestro país todavía nos sabemos  dónde están nuestros desaparecidos.

En la apertura de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Dilma Rousseff, aprovechó para promover el papel de la mujer en el mundo. La mujer, la gran excluida en la democracia.

Nace una esperanza en el Sur, ojalá nos ilumine.  Una nueva forma de gobernar es posible. Brasil es la décima economía del mundo, genera el 34% del PIB de toda América Latina y  apunta a que crecerá un 4,6% en 2011. Lula no se equivoco en su elección, su Presidente ha asumido el lema del movimiento de los indignados: “Un país rico es un país sin corrupción”. Los recursos necesarios para educación, para salud, para pagar las pensiones se lo lleva la corrupción. Nuestros impuestos podrían tener otro destino. La corrupción mata. !Reacciona!

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