La campaña electoral no genera ilusión. El partido de la Liberación Dominicana, y el Partido Revolucionario Dominicano, partidos punteros, han roto sus raíces laicas y han decidido abrazarse a la causa de la derecha. Los programas de los políticos no han integrado los derechos de las mujeres. La campaña no atrae a las féminas, los candidatos no las toman en cuenta a pesar de que son más las mujeres registradas en el padrón electoral para las elecciones de 2012, que los hombres. De seis millones 416,378 personas computadas hasta el 12 de septiembre pasado, las féminas alcanzan el 50.68%, y los hombres son el 49.31%. Las mujeres son una cifra superior en 88,520 a la de los varones, según la Junta Central Electoral (JCE). Para los partidos, las mujeres, a pesar de que son más, son buenas para organizar, no para ser tomadas en cuenta, ni mucho menos arriesgarse y alterar el orden establecido. El motor de la campaña es el clientelismo y la falta de oportunidades, no la demanda del los derechos, para eso han negado el 4%.
Los partidos se pelean por las y los conservadores. ¿Y cuáles votantes son esos?
Basados en la evidencia, el matrimonio, definido por la Iglesia Católica, como una “alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida”, es la forma de unión menos frecuente en nuestro país. Cerca del 70% de las parejas viven en unión libre, sin cumplir uno de los siente sacramentos. Las estadísticas de la Oficialía de Estado Civil de la Primera, hasta la fecha se han registrado 800 matrimonios, de estos 200 católicos y 1,600 divorcios. El divorcio es una realidad.
En República Dominicana pocas mujeres llegan virgen al matrimonio, las parejas tienen relaciones sexuales antes de contraer compromisos. La edad promedio de inicio de la vida sexual es a los 14 años, próxima a la llegada de la primera menstruación. No es por azar el sitial en la tasa de embarazo a temprana edad más alta de América. De cada 1,000 embarazadas 92 son adolescentes, cifras mayores que Haití, el país más pobre del continente. A pesar de la campaña para evitar el SIDA, Mantén tu promesa, la fidelidad conyugal es escueta, incluso en el hombre es incentivada. Para las mujeres con dinero los métodos anticonceptivos son un derecho humano ejercido, inclusive por las llamadas católicas. Las autoridades niegan los anticonceptivos sólo a las pobres, no los venden en las farmacias del pueblo, Promese Cal no los consideran un medicamento esencial.
¿Es esta una sociedad conservadora?
En el discurso, los candidatos proclaman su apoyo a las mujeres y en los hechos le niegan el derecho a una vida digna, a los Derechos Humanos. Los candidatos no han integrado las demandas de las mujeres. A las mujeres no les vendría mal valorar y evaluar a quién le dan su voto.
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