Una nube de violencia contra la mujer se ha posado en nuestro país.
Cuando el profesor de contabilidad entregaba las calificaciones del parcial le faltaba Laura, preguntó por ella de forma insistente, ¿saben si piensa retirar la materia? Las chicas se miraban unas a otras, eran cómplices de un secreto a voces. Una voz tajante desde el fondo del aula afirmó: No profesor, no la espere, Laura no vuelve más, la mató el marido.
Como sociedad, la epidemia de feminicidios nos agarró desprevenidos. Las mujeres asesinadas por su pareja o ex pareja ya no son las otras, han salido de los diarios, han empezado a formar parte de la cotidianidad, han entrado a las aulas, al vecindario, a la familia.
Nos hemos quedado sin capacidad de asombro. En una sociedad donde ser corrupto es una destreza, una habilidad, cualquier conjetura es válida.
Desde robar una pieza de museo hasta un avión es posible.
El asesinato a puñaladas de una niña de 14 por su novio de 17 años no cuestiona nuestro sistema de educación.
En el centro de la ciudad, camino al trabajo, una mujer es ultimada por su ex marido. Por ella no querer regresar con él, la mato.
Todas ellas habían puestos múltiples denuncias a la fiscalía antes de ser aniquiladas.
Estos son feminicidios del Estado. Todos y todas callan.
La crisis, la pobreza, la desigualdad, los privilegios generan violencia.
El machismo es violento.
La cultura cambia, cambia tanto que hemos aprendido a pagar impuestos. Aportamos parte de nuestros ingresos para el Estado ofrecer educación, salud, infraestructura y seguridad. No estoy bromeando. Eso sí, vemos como vuelan nuestra contribución.
El Congreso, el Poder Judicial, el Ministerio de Educación, el Ministerio de la Mujer, el Presidente de la República, el candidato del partido oficial, el candidato de la oposición, todos y todas sufren de mutismo selectivo. Parecería que la vida de las mujeres no les importa. A partir de sus hechos, las mujeres son consideradas ciudadanos de segunda categoría.
¿No les parece que ya es hora de que las autoridades asuman la violencia contra la mujer como un asunto de Estado? Están esperando que le maten una mujer cercana, quizás así lo asuman.
Sólo la nueva medalla de oro de la dominicana Yudelkis Contreras y haber establecido un nuevo récord en los panamericanos en Guadalajara, le da sentido a esta columna.
En ocasiones siento que me repito y los Dioses no me oyen. Ojalá me escucharan.
DiagnósticoRD.com