Opinión

Ginecología actualizada

Ginecología actualizada

Hay una parte de nuestra historia que ha sido acallada. Los libros

casi siempre nos cuentan las hazañas, la valentía de los héroes y muy poco de las heroínas. Ha sido la ficción la que, de alguna manera, ha rescatado a la mujer silenciada por la historia.

En México, Elena Poniatowska contó en la novela “Hasta no verte Jesús mío” la vida de las soldaderas, esas mujeres que servían en las tropas donde sus esposos, padres y hermanos peleaban en la guerra. Cargaban

agua, cocinaban, lavaban las ropas y en algunas ocasiones tuvieron que tomar las armas. ¿Qué hubiera sido de ellos sin ellas?

En nuestro país, por fortuna, una novela reciente cuenta la vida de una liberta en el siglo XVI. En su libro “El grito del tambor”, la

escritora y periodista Emilia Pereyra rompe con el héroe-redentor y permite que aparezca una heroína negra, una descendiente de los

vencidos, de los miles de africanos que fueron secuestrados de sus tierras para ser forzados a trabajar en América. De una forma poética y valiosa la novela muestra en ciertos pasajes cómo miles de mujeres que vinieron en los barcos negreros fueron violadas por sus captores durante la travesía y cuando enfermaban eran obligadas a desembarcar en islas desiertas y sin alimento.

Considero que es un gran aporte cuando la literatura hace una

reconstrucción de hechos históricos, en especial si se trata de

episodios poco tratados, cuyo desconocimiento nos impide tener un panorama total de cómo llegamos a ser la nación que somos.

Si no ahondamos en los libros corremos el riesgo de quedarnos con la

visión de un pasado antropocéntrico, como si la mujer por los siglos de los siglos hubiese estado sentada tejiendo, cocinando o criando niños.

Colombia tenía ya una obra de ficción donde se reivindica el papel

histórico de la mujer, aunque el personaje Genoveva Alcocer fue

producto de la imaginación del autor. “La tejedora de coronas” de Germán Espinosa es considerada como una de las mejores novelas

latinoamericanas del siglo XX.

Siempre está surgiendo entre los lectores y lectoras un interés por

ver a la mujer como protagonista de hechos históricos, y no sería exagerado decir que quizás inconscientemente buscamos llenar con la ficción los vacíos que nos dejaron los libros de historia en cuanto al

papel de las mujeres en todas las épocas.

Para un ejemplo la novela “Mujer en traje de batalla”, del cubano

Antonio Benítez Rojo, que cuenta la historia real de Enriqueta Faber, que se disfrazó de hombre para estudiar medicina en el siglo XIX. Vivió como hombre porque se le negó aprender como mujer.

El Nacional

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