Opinión

Ginecología actualizada

Ginecología actualizada

La historia  de los pueblos la escriben sus habitantes y los cambios que son capaces de gestar.    Un debate electoral consolida el sistema democrático, por lo tanto es bueno. En España, a  trece días de las elecciones presidenciales se realizará el debate electoral entre los candidatos Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE) y Mariano Rajoy (PP).  Hoy siete de noviembre a las diez de la noche, España, Europa y gran parte del mundo escucharán a los dos candidatos a presidir el próximo Gobierno de España. 

La primera vez que hubo debate televisado en España fue en 1993 Felipe González-José María Aznar. Hubo 2 con una semana de diferencia. La segunda en 2008, dos debates entre Zapatero y Mariano Rajoy. En esta ocasión: un sólo debate Rajoy-Alfredo Pérez Rubalcaba.

La democracia se construye paso a paso. Con una duración de noventa minutos, sentados y en un escenario neutro, los candidatos tendrán que confrontar sobre tres grandes bloques temáticos: economía y empleo; políticas sociales; y democracia y política exterior, temas previamente acordados.   Ojalá sea un debate democrático, donde la población tenga la capacidad de incidir.

Ponerse de acuerdo no es tarea fácil. Desde el Palacio Municipal de Congresos de Madrid el presidente de la Academia de la Televisión, Manuel Campo Vidal conducirá el debate televisado, ha moderado dos de los debates anteriores. Por sorteo se decidió el lugar a sentarse y el orden.

A través de  televisión y redes sociales, el mundo podrá escuchar las ideas novedosas de los responsables de llevar las riendas y crear las estrategias para enfrentar la crisis en España y mantener el Estado de bienestar alcanzado por el país.

Oponerse al debate es oponerse a la participación, es negar la democracia. Los detractores alegan que  el debate es  intranscendente e influye poco en la intención del voto. Nada más absurdo, a pesar de que en los Estados Unidos los debates presidenciales han sido secuestrados por los grupos financieros quienes  han tomado control impidiendo toda pregunta incomoda o cuestionamiento de los verdaderos problemas y desafíos fundamentales. Los han convertido en un show mediático donde los candidatos recitan eslóganes memorizados. Por esencia el debate es democrático, en su defecto es enajenación, circo, entretenimiento.

En algún momento en nuestro país habrá que empezar los debates presidenciales.  Un “cara a cara”  sin mordazas, evidenciaría cómo podrían resolver estos hombres los problemas que aquejan nuestra población. Los imposibles son construcciones a demoler. Debatir es  una oportunidad de vitalizar la democracia. Impulsemos el  debate democrático.

DiagnósticoRD.com

El Nacional

La Voz de Todos