Opinión

GINECOLOGÍA ACTUALIZADA

GINECOLOGÍA ACTUALIZADA

El lenguaje es parte de la construcción del poder. No por capricho me empecino en emplear un lenguaje no sexista.  Tarea compleja, cargada de magia. El lenguaje no sexista es un arte, es cambiar ritmos, pausas, retomar el poder. Me convierto, por ello, en  responsable de ocupar mi espacio y pronunciarme.

Me comentan que mis letras pierden musicalidad y encanto al incluir el género. Insisto en que la cultura, las costumbres, cambian, no son eternas. El  lenguaje no sexista tiene su propio ritmo, sus tiempo, su música.

Es comprensible que parte de la población se resista a la feminización del lenguaje. Eso no evita que amanezca. Otros, para justificar el uso del masculino genérico, se basan en  la economía del lenguaje. Sin embargo, la generalización del masculino desarrolla en la mente la imagen de la insignificancia femenina, que los hombres son los destinatarios naturales de los cargos, de la representación de los grupos, del poder, “los dominicanos, los presidentes”.

El uso del masculino plural, al ocultar la presencia femenina, se convierte en otro modo de hacer invisibles a las mujeres. “Nuestra presencia estaría escondida en ’los nacionalistas’, ’los estudiantes’, ’los socialistas’, y esto forma parte del problema de la ausencia. Hay que ir cambiando esto poco a poco” (Bengoechea).

 No puede olvidarse que las normas las pautan los que ejercen el poder. La Real Academia de la Lengua  considera que las reglas de la gramática deben ser eternas e inmutables, aun siendo sexistas.  Dicha Academia está compuesta por un 93 por ciento de varones, por lo que no extraña que después de tantos años bajo un “sistema lingüístico creado en sucesivas etapas de la historia en las que lo femenino no pintaba nada” (Tereixa Constela), lo normal sea la visión androcéntrica.  Mientras el poder de la Academia esté casi exclusivamente en manos masculinas, es difícil que desaparezca el sexismo en el lenguaje. 

Hablamos como pensamos, pensamos como hablamos y, en consecuencia, actuamos. El poder del lenguaje es inmensurable, más fuerte que una bomba. La discriminación por el lenguaje es un tema ideológico, vinculado con los derechos humanos. La íntima relación entre ideología, poder y lenguaje, ha sido analizada.  Nada sucede por azar.

Una educación no sexista es fundamental para disminuir la violencia de género. El fenómeno cultural se transforma con estrategias educativas y de comunicación.  Hay que cambiar la mentalidad que ha creado al varón violento,  desde la escuela y desde los medio.  “El lenguaje es una institución humana, reflejo intrínseco de la sociedad y su sistema patriarcal que se creó durante siglos” (Bengoechea).

Velar por la educación y  el uso del lenguaje no sexista es tarea del Estado a través de la Secretaría de la Mujer, la cual tiene el deber de implementar políticas que eviten todas las formas de opresión contra la mujer. Esta es una de las formas de discriminación más intangibles y nocivas.

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