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Golpe de Estado contra Bosch en 63 malogró proceso reformas políticas

Golpe de Estado contra Bosch en 63  malogró  proceso  reformas políticas

Esta acción constituyó otro signo maldito en la convulsa  y accidentada historia republicana del país  3 de 10

Las políticas reformistas del profesor Juan Bosch le aparejaron rápidamente, tras su llega al país, el epíteto de “comunista” por cuenta de los sectores oligárquicos enquistados en la Unión Cívica Nacional (UCN), y ultraconservadores tradicionales.

Desde antes de asumir el poder el 27 de febrero de 1963 se conspiró contra Bosch con la complacencia de Estados Unidos.

Bosch fue derribado del poder el 25 de septiembre de 1963 por una rebelión incruenta de militares, respalda por cívicos, y reemplazado por un Triunvirato civil a cuyo frente estuvo primero Emilio de los Santos y luego Donald J. Reid Cabral, un político ligado a la UCN.

El país arrastraba un proceso convulso tras la muerte del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina el 30 de mayo de 1961.

Los eventos se sucedían con una facilidad asombrosa, en que la confusión era el elemento predominante.

La primera dificultad de los autores del magnicidio fue que no lograron coronar su acción con un golpe de Estado que iba a ser protagonizado por el secretario de las Fuerzas Armadas, general José René Román Fernández.

Este propósito evidenció que existía una conjura de elementos militares y civiles, y que contaba con el respaldo de la CIA.

El presidente de la República de entonces, doctor Joaquín Balaguer, tuvo que sortear momentos de estas convulsiones.

El primero de junio de 1963, el hijo mayor de Trujillo, Ramfis Trujillo Martínez, quien se encontraba en París a la muerte del dictador, vino apresuradamente con la intención de asumir el poder y la jefatura del Ejército Nacional tras el vacío que se había creado.

Como estrategia, Ramfis confirmó a Balaguer en la Presidencia. De inmediato lanzó una despiadada represión contra la oposición al régimen y los causantes de la muerte de su padre.

Meses después, Ramfis y sus familiares cercanos perdieron la confianza de Estados Unidos.

El Departamento de Estado pensó en Balaguer como el político apropiado para dirigir el proceso del postrujillismo, porque creía en la necesidad de asegurar el mantenimiento de la República Dominicana en su esfera de intereses.

Ramfis salió al exilio el 18 de noviembre y sus tíos Héctor Bienvenido y José Arismendy Trujillo, dos días después, no sin antes intentar derrocar a Balaguer.

Entre el 28 de noviembre y el 8 de diciembre de 1961 ocurrió una huelga general convocada por los cívicos, que lideraba el doctor Viriato A. Fiallo, y que contaba con el respaldo de otras organizaciones, en reclamo de elecciones competitivas.

El movimiento tambaleó el Gobierno de Balaguer, quien sólo tenía el apoyo de los militares y de Estados Unidos.

Ante la presión popular y a una iniciativa de John F. Kennedy, Balaguer se vio en la obligación de formar un Consejo de Estado, presidido por él y que fue juramentado el primero de enero de 1962. Tenía la misión principal de organizar unas elecciones plurales y libres.

Las movilizaciones de los cívicos continuaron y Estados Unidos, que se había apresurado a desmarcarse del trujillismo, se convenció que no había voluntad alguna de Balaguer de dirigir un proceso de transición democrática.

Los cívicos redoblaron las movilizaciones reclamando la renuncia de Balaguer y Estados Unidos y los miembros del Consejo de Estado, ante el temor de un movimiento de agitación general en las calles, accedieron a expulsar a Balaguer.

Esa decisión fue resistida por Balaguer, quien el 16 de enero ordenó al secretario de las Fuerzas Armadas, general Pedro Ramón Rodríguez Echevarría, la comisión de un autogolpe y la formación de un Consejo Cívico Militar en sustitución del Consejo de Estado.

Según los planes este Consejo iba a ser encabezado por el licenciado Huberto Carlos Bogaert Román, un veterano de los gobiernos trujillistas.

Esta maniobra de Balaguer fracasó a las 48 horas y el día 18, el coronel Elías Wessin y Wessin y el mayor Rafael Fernández Domínguez perpetraron un contragolpe, disolvieron la junta de Bogaert, repusieron el Consejo de Estado y designaron presidente a Rafael F. Bonnelly, que era entonces vicepresidente.

Balaguer pidió asilo político en la nunciatura apostólica, que está ubicada justamente al lado de su residencia en la capital.

El 7 de marzo salió al exilio estableciéndose en Nueva York, desde donde siguió el agitado curso político que se desarrollaba en República Dominicana.

El nuevo Consejo de Estado organizó elecciones que se efectuaron el 20 de diciembre de 1962, resultando ganador el profesor Juan Bosch, quien siete meses después fue derrocado por los cívicos y los militares, con el respaldo de la Iglesia católica y Estados Unidos.

La interrupción de este Gobierno malogró el proceso democrático que Bosch inició el 27 de febrero de 1963.

EL DATO

Derrocamiento
Juan Bosch fue derrocado el 25 de septiembre de 1963 por un golpe de Estado encabezado por militares y civiles.

El Nacional

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