Esto es más grande que un golpe de Estado, fue la expresión contundente del presidente Joaquín Balaguer, luego que el director del Listín Diario, don Rafael Herrera, le llamara para informarle que el periodista Gregorio García Castro (Goyito) acababa de ser asesinado en la calle Mercedes, de la Ciudad Colonial.
Herrera recibió la noticia a eso de las 9:30 de la noche del 28 de marzo de 1973, hace 40 años, luego que en la redacción se escucharan los impactos que segaron la vida del vibrante comunicador.
El suceso se lo comunicó Miguel Franjul, que fue uno de los primeros en acudir al lugar del asesinato. En el periódico, además del hoy director del Listín Diario, estaban Milcíades Ubiera, Francisco Comarazamy, Augusto Obando y el autor de esta nota.
Años después, Balaguer, en su obra Memorias de un Contesano de la Era de Trujillo, Pág. 281, revela que el asesinato de Goyito es el hecho que más profundamente me conmovió, entre todos los que nublaron los días que pasé en el Palacio Nacional, como presidente de la República. Afirma: el suceso me consternó, no sólo por el revés que representaba para el buen nombre del gobierno que presidía, sino también por el afecto que desde hacía largos años me ligaba a la víctima de aquel crimen.
Gregorio García Castro fue uno de los fundadores del partido Acción Social, el movimiento político de cuyo seno surgió más tarde el partido que sustentó mi candidatura presidencial en 1966.
En 1962, durante mi exilio en la ciudad de Nueva York, nos reunimos muchas veces para trazar los planes de mi vuelta a territorio dominicano y para discutir la campaña que nos proponíamos llevar a cabo para la conquista del poder.
Cuando fue acribillado, Goyito se proponía ocupar su vehículo, que regularmente estacionaba en la Mercedes, frente a la casa No. 259, donde vivía Tatica, una antigua empleada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), quien en los días posteriores del crimen fue perseguida y acosada por grupos de incontrolables, al extremo que sus familiares la hicieron radicar en el exterior.
De la vil muerte del brillante periodista fueron acusados tres agentes del servicio secreto de la Policía y fue el jefe de turno de la institución, el general Neit Nivar Seijas, quien tramitó el expediente acusatorio contra el teniente Juan María Arias Sánchez (fallecido) y los cabos Milton de la Cruz Lemus y José Rafael Pérez Pereyra, quienes fueron descargados en los tribunales por insuficiencia de pruebas. Nivar Seijas fue designado en la PN en una jugada maestra de Balaguer, dado el grado de amistad del militar con el periodista.
Familiares de Goyito apelaron la sentencia y el expediente fue remitido a la Corte de Apelación de Santiago, donde confirmaron el descargo contra los agentes policiales, muy a pesar de los insistentes reclamos de la parte civil, la prensa y la opinión pública.
En octubre del 1980, la Suprema Corte de Justicia en un juicio secreto confirmó las decisiones, las cuales nunca fueron notificadas a las partes.
Gregorio García Castro nació en Pontón, La Vega, el 17 de noviembre de 1935. Periodista de vocación natural, desde su adolescencia se inicia en la faena como reportero en el diario La Información, de Santiago, donde laboró desde 1952 al 55. Hasta 1958 trabaja en los diarios La Nación y El Caribe.
En las postrimerías del régimen del dictador Rafael L. Trujillo fue designado diputado al Congreso Nacional, y de ahí en adelante, hasta 1963, se desempeña como comentarista radial en espacios propios transmitidos por diferentes medios. A finales de 1963 el gobierno del Triunvirato lo deporta a Puerto Rico, y desde el exilio colabora con instituciones defensoras de los derechos humanos.
En 1966, cuando Balaguer asume el poder, es postergado y confinado en el olvido y lo nombran en un cargo de quinta categoria: redactor periodístico del Departamento de Extensión de la Secretaria de Agricultura, siendo secretario Fernando Álvarez Bogaert.
Luego fue director del Departamento de Información y Publicaciones, a raíz de la renuncia de la doctora Nelly Negrete de Tolentino, con salario de RD$290.00.
En esas funciones fue que conocí a Goyito, en mi condición de oficinista I de la Regional Agropecuaria de Higüey, con sueldo de RD$62.20, y fue el periodista asesinado quien gestionó mi traslado hasta la sede central de la SEA, en Santo Domingo.
Mi gratitud hacia él es imperecedera.