Opinión

Guillermo Moreno

Guillermo Moreno

En Guillermo Moreno es admirable, entre muchas otras cosas, su tenacidad para el trabajo político. No se rinde y empuja sus objetivos desde la fortaleza de sus convicciones. Estoy persuadido que de existir muchos como él en el sector partidario en que se ubica, otro sería su posicionamiento en el panorama electoral dominicano.

Esas loables características se ven matizadas por una percepción generalizada de que incurre en una concentración excesiva de las decisiones políticas, dificultando con eso el desarrollo de un trabajo en equipo que pudiera tener mayores perspectivas.

Pese a eso, el avance de su proyecto es ostensible, si bien no en la medida que fuese deseable, es obvio que ha logrado que Alianza País sea colocada en el mapa político con presencia considerable.

Ese despegue ha sido afectado por una de esas realidades que pretender eludirlas puede implicar altísimos costos. Se trata de la innegable polarización que va a producirse en los próximos comicios, la que incidirá de forma irreversible en sus aspiraciones electorales.

Eso debe ser considerado por el Presidente de Alianza País y asumir frente al fenómeno la actitud que más beneficios puede proporcionar a la nación en primer lugar, y a su futuro, en segundo.

Hay una premisa incuestionable, la inclinación natural de su potencial votación no es hacia el partido gobernante, por lo cual, una participación individualizada de su organización, lejos de hacer daño al continuismo peledeista, lo favorece, porque ese caudal de electores son restados a un frente opositor que pueda estructurarse.

Lo anterior implica que, sin proponérselo, pero sí por una táctica política mal diseñada, Guillermo Moreno estaría propiciando la permanencia en el poder de quien ha sido su más definido objetivo en la lucha política que libra. El gobierno, consciente de que los votos aliancistas jamás le favorecerían, estaría feliz con su aislada candidatura presidencial.

Sería importante que Guillermo contemplara la dimensión que a su liderazgo puede significarle una candidatura electiva impulsada por una coalición partidaria fuerte y con real capacidad de triunfar, en vez de arriesgarse a unos resultados que en ningún caso serán favorables y que luego podría ser el argumento para atribuirle haber obstaculizado la unidad opositora sin la cual resultará muy difícil enfrentar con éxito una maquinaria tan poderosa como suelen ser en estos países los proyectos reeleccionistas.

Ojalá pueda valorar de forma adecuada sus posibilidades, su presente, su porvenir, antes de que sea demasiado tarde.

El Nacional

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