Opinión

Haití nos alecciona

Haití nos alecciona

Lo mejor de todo lo que nos ha estado ocurriendo es que los haitianos nos están enseñando que un país actúa en función de sus intereses nacionales. He sido de los primeros en advertir que detrás de todas las escaramuzas de las que hemos sido objeto para boicotear la entrada de pollos y huevos producidos en la República Dominicana está la decisión inconfesa de desarrollar la industria avícola haitiana.

Una asociación de capitales jamaiquinos, brasileños y haitianos ha colocado una primera partida de diez millones de dólares para una infraestructura que pretende poner a producir 600 mil gallinas ponedoras, de las cuales han entrado en producción 120 mil, por el gran escollo que representa la incompetitividad  de precios con los productos avícolas dominicanos, razón por la hay que obstaculizar su entrada.

¿Por qué no han manejado el asunto con franqueza? Porque han querido avanzar sin dar tiempo a una reacción de los productores y del gobierno dominicano, porque en todo esto están contando con un aliado para el que la República Dominicana es un socio más importante que Haití: Brasil, y una política exterior agresiva como la que debería tener nuestro país, tendría reclamos importantes para ese país.

Nadie en el país se había hecho eco de una rueda de prensa que ofreció en Sao Pablo, a finales de mayo, Mohamed Yunus,  que anunció una gran alianza entre Brasil Foods y su fundación Yunus Social Business para el desarrollo  de la industria avícola haitiana, que gente con privilegio de información en Haití madrugó para crear las bases  que les permitan ser los manejadores del capital que va a fluir.

Brasil también es muy soberano y puede invertir donde determine, pero más soberano era Simón Bolívar, y se mantuvo de espaldas al proyecto independentista de José Núñez de Cáceres, porque su aliado prioritario en la isla era Haití, por los servicios que les prestó a su causa Alexander Petión.

En obras de infraestructura en la República Dominicana hay sembrado más de dos mil millones de dólares de inversión brasileña, que dan el suficiente aval para que al respaldar Haití, Brasil se cuide de no dañar la economía dominicana.

Pero los haitianos han puesto nuestra industria avícola ante el espejo del propio mercado local, presentándole oportunidades que debería estar aprovechando mejor, porque ese 18% de la producción que se va al mercado haitiano puede consumirse en nuestro país y reclamar aún más producción si el consumo per cápita se eleva de 140 a 200 huevos. Los hoteles consumen parte pero no toda la que deberían. Prefieren importar huevos  pasteurizados para ahorrarles contaminaciones estomacales  a sus clientes, y resulta que la industria nacional no ofrece ese valor agregado.

El ministro José Ramón Peralta ha declarado que la República Dominicana no va a mendigar por un mercado que soberanamente persigue otra cosa, mientras que Luis Ramón Rodríguez, el ministro de Agricultura señala que el camino es la búsqueda de nuevos mercados. Nadie va a admitir que nos han dado un palo acechado, pero lo bueno es que eso debería levantarnos el espíritu, enseñarnos que somos un país, con nuestra Constitución, nuestras leyes, soberanía y metas de desarrollo, que deben estar concebidas en función de los intereses dominicanos.

 

El Nacional

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