Opinión

 Han perdido la perspectiva

 Han perdido la perspectiva

Nicolás Maquiavelo, padre de la política moderna por antonomasia, estableció claramente en su archiconocido tratado de doctrina política, que los líderes políticos estaban en el deber de seleccionar a aquellos colaboradores, con la autoridad de decirles la verdad en situaciones complejas de manejar. Preferiblemente, insistía el maestro florentino, debían ser: capaces y leales.

El comportamiento político que han exhibido, tanto Miguel Vargas como Hipólito Mejía, pone de manifiesto, que ambos líderes han perdido la perspectiva y han manejado torpemente las naturales luchas que se dan por los espacios de poder. Está a la vista de todos que los grupos que siguen a ambos líderes mantienen influencias negativas, alejando la posibilidad de un entendimiento que les permita polarizar y evitar una tercera vía, o lo que ya muchos han comenzado a llamar el Ni-Ni. Ni Miguel ni Hipólito.

A la luz de los resultados, estamos obligados a concluir en que ninguno de los líderes ha sabido jerarquizar las actuaciones de sus colaboradores, y por eso vemos que los exponentes de ambos grupos se sienten más cómodos y conspicuos, navegando dentro de la crisis que buscando la unidad que exigen más de 2 millones de dominicanos y todos los que aspiran a fortalecer el sistema democrático.

No hay manera de que uno de los dos pueda llegar al solio presidencial sin un acuerdo político, pues una sola de las partes que no entre en armonía, imposibilita que el todo, entiéndase que el PRD, logre su objetivo. Las bases los legitimaron como líderes, pensando que ellos iban a ser capaces de lidiar con astucia dos conceptos elementales de la política: la intriga y la simulación.

Algunos estudiosos de la política intentarán convencer a los líderes enfrentados, a través de los trabajos de John Kenneth Galbraith sobre el conductismo del poder, pero, mientras tanto, los de abajo asumen que ambos líderes actúan de espaldas a los intereses de los perredeístas que aspiran a que su organización llegue al poder.

Si tuviera el privilegio de asesorar a esos líderes, les recomendaría pedir perdón al pueblo dominicano y al PRD. Les recomendaría admitir que han perdido la perspectiva cuando más el pueblo los necesita.

El primero que se muestre en disposición real de unificar el PRD, solo a cambio de honrar la memoria del doctor José Francisco Peña Gómez, habrá dado un paso trascendental, pues en la psicología de las masas perredeístas se mantiene una veneración al gran líder ido a destiempo.

La génesis del error sigue siendo la pasión inmediata. Quien con mayor paciencia maneje los niveles de complejidad que envuelve la lucha de intereses, será seguido como líder, pues las bases del PRD buscan a alguien capaz de llevar el partido al poder, y punto.

Los días más amargos ya pasaron. Ahora se trata de salvar la obra maestra de Bosch y Peña: el PRD.

El Nacional

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