Opinión

Hipólito otra vez

Hipólito otra vez

Miami.- Un sector del Partido Revolucionario Dominicano quiere convertir a Hipólito Mejía en su adversario en la lucha interna por la presidencia del partido.

Ocurre sin embargo que Hipólito no es candidato a la presidencia del  PRD. Aspirará en su momento, pero a la presidencia de la República. Si lo dejan.

De haberle interesado el puesto de presidente del PRD, hace años lo habría logrado, porque todos los grupos, incluyendo el de Miguel Vargas, le ofrecieron el puesto en bandeja de oro.

Hipólito tiene sus metas políticas claramente definidas. Nada lo desespera ni le provoca pánico. Sabe que el tiempo es su mejor y más seguro aliado. Su interés es fortalecer y unir al PRD por entender que sólo así puede ese partido, con él o sin él, volver al poder en el 2012. Sin un PRD unido y fuerte, no hay posibilidad de ganar las elecciones. Esa es la tesis de Hipólito. ¡Unir al partido para volver al poder!

Más que el nombre del candidato, lo que importa es el partido, el instrumento que debe fortalecerse dotándolo de una  política  que lo diferencien del resto; un partido grande, con una visión del país deseado partiendo de una concepción socialdemócrata.

Es el discurso de Hipólito. La Corriente Institucional que encabeza el ex mandatario tiene como tarea prioritaria velar porque los Estatutos y las políticas emanadas de la Comisión Política y del Comité Ejecutivo Nacional sean  acatados por todos sus dirigentes y simpatizantes. ¡Como tiene que ser!

Nadie en la Corriente Institucional de Hipólito Mejía está facultado para actuar en contra de los principios ni de las normas. Deben actuar en función de los intereses supremos del partido, no de los intereses del grupo. El PRD está primero que la Corriente Institucional en términos jerárquicos. Los intereses del PRD están por encima de los intereses de la Corriente Institucional y de los intereses del propio Hipólito Mejía. Así es como se han planteado las cosas.

El ex mandatario dijo no estar de acuerdo con las aspiraciones de Miguel Vargas de ser candidato a la presidencia del partido. Más que una oposición, era una opinión a la que tiene  derecho. Pero si Vargas Maldonado insiste, que  asuma las consecuencias. (Yo he dicho que Miguel pierde aunque gane la presidencia del PRD.

Cuando Hipólito expresó su parecer sobre la presidencia del PRD, lo hizo sabiendo que los Estatutos, en su artículo 185, prohíben taxativamente que el presidente del partido sea  candidato a la presidencia de la República.

Querer los dos cargos al mismo tiempo no es institucional; no le hace bien al PRD. Y mucho menos decir que tan pronto gane la convención modificará los Estatutos para favorecerse a sí mismo. No es una posición unitaria. Al contrario, parte el partido en dos. Los institucionalistas, que son muchos, más los miembros de los otros grupos, se sienten amenazados con razón. Por ahí viene una aplanadora conducida por Miguel Vargas que amenaza con crear lo que llaman “El Nuevo PRD”. Pasaremos de la Socialdemocracia de Peña Gómez, al neoliberalismo de Miguel y Andy.

Durante la campaña electoral pasada, Hipólito Mejía fue un gran colaborador de Miguel Vargas a pesar de que éste no quería verlo ni en fotos. Aun cuando el ex presidente Mejía le envió sus tropas incondicionalmente, la gente de Miguel no quería saber nada de la gente de Hipólito, muchos de los cuales fueron maltratados y marginados.

Pero Hipólito no es hombre de rencores.   Boca de diablo y corazón de Dios.

Miguel Vargas sabe que encabeza las encuestas para la presidencia del partido. Y quiere que su triunfo sea la derrota de Hipólito. La táctica es matar dos pájaros de un tiro. Pero Hipólito, que no es tonto, no se deja provocar. Es con el doctor Enmanuel Esquea que Miguel Vargas tiene que fajarse de campana a campana para ganar la convención. Hipólito sólo quiere que la convención sea transparente. Quiere que sea pacifica y ordenada. Que el partido salga fortalecido y unido.

 Medir a Hipólito como candidato a la presidencia,  es una charlatanería y una falta de respeto a la inteligencia de los demás. Hipólito no es candidato. Nadie lo es.  Una encuesta es una fotografía del momento. A Hipólito hay que medirlo después del 2010,  tras las elecciones congresuales y municipales.

La tasa de rechazo del ex presidente Mejía sigue bajando.  El pueblo se da cuenta de que el gobierno de Hipólito no fue malo. Que circunstancias  ajenas a él determinaron la crisis de la quiebra bancaria que él enfrentó con valentía salvando el sistema financiero.

Además, el Hipólito de hoy no es el Hipólito de ayer.

El Nacional

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