Opinión

¿Hipólito presidente?

¿Hipólito presidente?

La mayoría de los estudiantes tiene inteligencia normal. Diría que el 98%. Quizás apenas un 2% tiene dificultad de aprendizaje, por lo que no creo en la tesis de que en las aulas hay brutos e inteligentes. Lo que hay es personas disciplinadas y otras que no.

Las disciplinadas son aquellas motivadas, que acuden regularmente, investigan, realizan las tareas asignadas y se preparan debidamente para los exámenes.

Esa situación se da en el grueso de las actividades diarias, incluyendo la política. Y muchos tienen la falsa creencia de que Hipólito Mejía es bruto. ¡No señor! El presidente Mejía es un hombre extremadamente inteligente, destacado agrónomo (la agronomía es su gran pasión) y con enorme capacidad para las ocurrencias que provocan risas a carcajada a los demás.

El hecho de que no tiene capacidad para exponer, con cierta coherencia, durante 30 minutos sobre temas de la agenda nacional simplemente revela que no se ha detenido a estudiar las causas y consecuencias del problema eléctrico, de la inflación, los feminicidios, juventud, la corrupción y la impunidad, la inseguridad ciudadana y ni decir del cambio climático, para sólo citar algunos problemas que aquejan a la gente.

Se limita a decir que aspira a presidente, pero ¿para qué quiere ser presidente si carece de propuestas específicas sobre los males sociales y económicos de la población dominicana? No cree en programa y nada es más disperso que el señor Mejía que el propio gobierno que hizo durante el período 2000-2004. ¿Para qué quiere volver?

Sólo la ausencia de líderes naturales y el gran carisma de Mejía explican su vigencia en el escenario político nacional, seguido por hombres porque no conecta con las mujeres, que representan la mitad del electorado.

Pero más que su falta de dominio de los temas y el enorme rechazo entre las féminas, el problema de este caballero descansa en su carácter conservador. No se solidariza con ninguna causa justa. No apoya a los trabajadores cañeros, a los veteranos de la Policía y las Fuerzas Armadas, a los maestros ni a los médicos. Tampoco apoya a la Marcha Verde.

Y cuando hace recorrido por las provincias no busca a los líderes comunitarios ni aborda los problemas locales, se limita a hacer chistes y a visitar a sus amigos, que regularmente son galleros y jugadores de domino. La aspiración presidencial de este señor es un despropósito.

El Nacional

La Voz de Todos