(1 de 3)
En su artículo del pasado 18 de junio en El Nacional, el historiador, catedrático universitario, disertante, uno de los 35 Sumos Sacerdotes del Sanedrín dominicano del Comité Político (CP) del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que conducen como les da la gana el destino nacional, orador, articulista, jurista, Euclides Gutiérrez Félix, versó en referencia a los que en su consideración, son los tres grandes episodios en la turbulenta, sangrienta e inestable políticamente historia en 174 años de tránsito republicano dominicano, limitado a los del siglo XX.
Euclides se consagró como historiador de relieve mayor cuando publicó su monumental obra Trujillo, Monarca sin corona, la biografía más completa y profunda de la Era de Trujillo (1930-1961), un sonoro y reconocido justo best seller, dentro y fuera del país, que supera a todos los intentos descriptivos de aquella tiranía “sin ejemplos”, conforme la categorizó el eximio polifacético escritor Juan Bosch Gaviño, maestro sin discípulos que honren sus normas límpidas de proceder público, inclusive la escrita por Robert Crasweller, que era considerada hasta el momento, la más completa y que mejor reseña los pasillos emocionales tétricos de El Jefe.
Euclides superó a Crasweller porque como “vivió en las entrañas del monstruo”, logró airear intersticios inéditos en los recovecos siniestros de aquel personaje tétrico, pero constructor del moderno Estado dominicano, esas referencias que se ocultan en la intrahistoria, es decir, detalles nimios que muchos historiadores silencian por motivaciones inefables.
En esa entrega, Euclides refiere los que a su criterio son los tres episodios dominicanos del siglo XX, entendiendo el suscrito que le sobran capacidades para adentrarse más profundo y reseñar con la ricura anecdótica que dispone, de incorporar a su narrativa los vericuetos, sombras, que muchos omiten, por conveniencia o ausencia de valor, grave en un historiador, político o periodista. Es lo que intento en esta ocasión, concerniente al siglo XX.
Señala Euclides que los tres episodios estelares en la historia dominicana del siglo XX son la abortada expedición libertaria del 19 de junio de 1949 por la bahía de Luperón, provincia Puerto Plata, que lideró un civil, Horacio Julio Ornes Coiscou.
Segundo, el ajusticiamiento del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo ocurrido el 30 de mayo de 1961, protagonizado por un grupo de osados corajudos que lideró Antonio de la Maza Vásquez, quien sin su decisión acerada y mortal, he afirmado siempre, no se hubiese producido el magnicidio.
Tercero, la rebelión del 24 de abril de 1965 contra el gobierno espurio, corrupto y sanguinario de El Triunvirato que presidió el empresario de vehículos Donald Reid Cabral que depuso al gobierno constitucional surgido de las urnas el 20 de diciembre de 1962 que presidió el escritor y líder del exilio antitrujillista Juan Bosch.
Atribuyo a limitación de espacio o celeridad en escribir un artículo, que nos afecta a todos, que Euclides saltara y/o omitiera varios episodios estelares y traumáticos del siglo XX, que detallo.
El primer episodio trascendente en la historia dominicana del siglo XX es menester comenzar identificarlo con el ascenso al poder del presidente Ramón Cáceres Vásquez (1905-1911), el segundo, su vil asesinato en Guibia, Distrito Nacional, el 19 de noviembre de 1911, por una pandilla de resentidos sociales que encabezó el “general” Luis Tejera, a quien el “general” Alfredo Victoria Guzmán dispensó su merecido, el tercero.
El Presidente Cáceres registra la primera notable iniciativa de liquidar y organizar el secular desorden administrativo, eliminar la impertinente y estéril manigua guerrillera, y diseñar el primer proyecto de país desde el nacer de la República con el estruendo del disparo de Matías Ramón Mella en la Puerta de la Misericordia, el 27 de febrero de 1844.
El cuarto notable episodio del siglo XX dominicano se identifica con la disposición del presidente estadounidense Woodrow Wilson, de ordenar la primera intervención militar en nuestro territorio.
El quinto, 23 de febrero de 1930, cuando el surgiente brigadier del Ejército, graduado por la Constabulary interventora, Rafael Leónidas Trujillo el primer general académico dominicano de entonces, traiciona a su comandante en Jefe y protector, el presidente Horacio Vásquez Lajara, asaltando el poder por un golpe de Estado, con el inequívoco respaldo de “generales” e intelectuales santiaguenses, inicio de un calvario despótico que se prolongó por 31 años.
