Opinión

Homofobia derrotó acuerdo paz

Homofobia derrotó acuerdo paz

En Colombia al igual que en otras partes del mundo hay personas que temen más a la homosexualidad que a la guerra. Tras la victoria del “No”, analistas políticos coinciden en que las controversias sobre la identidad de género, favoreció que sectores de derecha y de las iglesias se aliaran contra los acuerdos de paz.

El país tradicionalmente conservador, empezó a mostrar algunos cambios. En 2011 la Corte Constitucional determinó que las parejas del mismo sexo están protegidas por el derecho constitucional a “conformar una familia”; Posteriormente, fallaba a favor del matrimonio igualitario y en noviembre pasado, daba su visto bueno a la adopción homoparental conjunta.

La legalización de la marijuna; las gestiones para abolir las restricciones al aborto en las embarazadas contagiadas por Zika; y finalmente el acuerdo con la FARC -guerrilla de orientación marxista, fue aprovechado hábilmente por el ex- presidente Uribe para unir los sectores más conservadores a favor del No.

La Ministra de educación – Gina Parody abiertamente lesbiana quien junto a organizaciones de Naciones Unidas trabajaban en el diseño de un manual de orientación sexual con énfasis en genero, destinado a reducir la discriminación y el bulling en las escuelas. Fue acusada de promover la “ideología de género”.

Paradójicamente, Gina fue cambiada de Educación a coordinar los acuerdos con la FARC y los dos temas, -el acuerdo de paz y la lucha sobre la orientación sexual y el género; -ante los ojos de muchos, pasaron a estar relacionados. Las iglesias rápidamente organizaron marchas multitudinarias y un conocido futbolista llamaba a los cristianos a votar contra el Si, por ser contrario a Dios.

Pese al revés del plebiscito que conmocionó al mundo, Manuel Santos, mantiene negociones con Uribe, quien sostiene su negativa a ofrecer concesiones a la FARC, además como retribución a sus socios, pide se revise el texto en función de los “valores familiares”.

Los defensores de derechos LGBT, organizaciones feministas y derechos individuales en general saben que este saboteo al proceso de paz fue organizado por las iglesias. En este nuevo contexto, pocos dudan de que uno de los puntos del acuerdo que peligran, es precisamente su aspecto inclusivo.

El Nacional

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