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Hormona del amor atenúa deficiencia motora causada por el exceso del alcohol

Hormona del amor atenúa deficiencia motora causada por el exceso del alcohol

MADRID. (elmundo.es). Puede haberle pasado a cualquier lector. Tras consumir una cantidad de alcohol que normalmente le haría perder los papeles, se encuentra sorprendentemente sobrio o, mejor dicho, sin uno de los efectos más visibles de la ebriedad: la falta de coordinación. Misteriosamente, la llave no tiembla al intentar abrirse paso en la cerradura y las caídas dejan de ser un riesgo seguro para ser una posibilidad remota.

Según un estudio publicado en la última edición de la revista PNAS, el amor podría estar detrás de este fenómeno. O mejor dicho, la denominada hormona del amor, la oxitocina, de la que ya se han publicado mil virtudes y a la que se añadiría la capacidad de evitar los efectos del alcohol.

El trabajo llevado a cabo por investigadores de las universidades de Sídney (Australia) y Regensburg (Alemania) tiene un pero importante, y es que se basa en un experimento llevado a cabo en ratas pero, según el primer autor del estudio, existen bastantes posibilidades de que los resultados pudieran extrapolarse. “Creemos que los efectos de la oxitocina en el consumo de alcohol y las reacciones que genera actúan a través de un mecanismo similar en el cerebro que el identificado en nuestra investigación”, explica Michael Bowen, el investigador de la Facultad de Psicología de la universidad australiana que firma en primer lugar el estudio.

Como recuerdan en el trabajo, incluso cantidades moderadas de alcohol tienen habitualmente un efecto importante en la coordinación motora, una consecuencia en la que están involucrados los receptores GABAA que están situados en el cerebro y cumplen un papel fundamental en la neurotransmisión.

Los investigadores han demostrado en ratas que la oxitocina atenúa esa deficiencia motora inducida por el etanol y la intensidad con la que este compuesto del alcohol potencia los receptores GABAA involucrados en ella. “Creemos que esta es la primera evidencia de que la oxitocina tiene un efecto mediador en las interacciones entre el etanol y los receptores”, escriben los autores que señalan también un valor añadido de su trabajo: “Recientes estudios clínicos y preclínicos han apuntado a que la oxitocina podría también atenuar el consumo de alcohol y las ansias por la bebida, así como ayudar al desenganche a esta droga y este trabajo muestra un mecanismo no identificado anteriormente por el que alguno de estos efectos puede tener lugar”.

Para poder extrapolar de forma certera estos resultados al ser humano, habría que encontrar una forma de administrar la oxitocina en suficientes cantidades al cerebro, ya que en ratas se inyectó directamente en este órgano. “Este sería el primer paso, asegurarnos de que tenemos un método de administración que permita a la cantidad suficiente de oxitocina llegar al cerebro. Si lo conseguimos, sospechamos que también veríamos efectos positivos en lo que se refiere a la afectación cognitiva y en el habla del alcohol”, comenta Bowen.

Los autores consideran que sus hallazgos podrían llevar al desarrollo de nuevos tratamientos para los trastornos relacionados con el uso del alcohol.

Además, y ante un hipotético traspaso de los resultados, aclaran que administrar oxitocina (o expresarla por amor) no reduciría los niveles de alcohol en sangre, por lo que no tendría repercusiones legales.

El Nacional

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