Opinión

Huelga de “maestros”

Huelga de “maestros”

En un escenario, a mi amiguito Kevin, un niño de Villas Agrícolas, ayer en una cita consular le preguntaron por el nombre del presidente de la República Dominicana, y respondió Juan Pablo Duarte. Mientras en otro escenario, el presidente de la ADP calificaba como positivo el paro que durante 48 horas mantuvo fuera de las aulas a cientos de miles de estudiantes.

Este simple detalle nos hace entender que para el presidente del gremio de los maestros, el “educador” Eduardo Hidalgo, son más importantes los intereses personales que la educación de los estudiantes.

Cada vez que organismos internacionales evalúan el desempeño de los estudiantes dominicanos terminamos en los últimos lugares. ¡qué vergüenza! deben sentir los maestros, porque de ellos es la mayor responsabilidad en la formación de los estudiantes.

Olvida el “maestro” Hidalgo que la educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de las personas y sociedades, porque además de proveer conocimientos, enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos.

Su importancia radica principalmente en los valores de respeto y humanidad hacia nuestros semejantes, aunque últimamente, la educación en escuelas y universidades se ve relegada casi por completo al triste y sórdido objetivo de buscar un empleo dentro de la selva de competencia donde casi todo vale por subir y escalar puestos.

Calificar en este siglo como un éxito mantener las escuelas cerradas y los estudiantes fuera de las aulas es una irresponsabilidad del jefe de la ADP y de los maestros que le hacen coro para no trabajar.

Lo primordial debiera ser inculcar a las nuevas generaciones las herramientas suficientes para participar socialmente y poder ganarse la vida dignamente, sin incurrir en acciones delictivas.

Los esfuerzos del presidente Danilo Medina en materia educativa podrían ser echados por la borda por gente de su propio partido escudados en la ADP, que en esta etapa han demostrado que no le interesa para nada una mejoría en la calidad de la educación ni la suerte de más de dos millones de alumnos pobres que van a escuelas públicas, sino la ración del Boa.

El Nacional

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