Opinión

¿Huevos por derechos?

¿Huevos por derechos?

Estoy sumamente preocupada con el escalamiento de los sentimientos de hostilidad entre Haití y República Dominicana, y desde hace rato me vengo preguntando cuales son los intereses que se mueven para que nuestros países no se acaben de entender. Estábamos felices cuando vimos al presidente Medina sembrando un árbol en las desnudas lomas de Haití, y unos días después  asistimos a la veda de los huevos y los pollos, una veda que afecta principalmente a los pobres, como denunciara el padre Regino.

El problema es que los pobres generalmente no piensan ideológicamente y entonces el resentimiento se orienta a quienes nada tienen que ver con el problema.  Acabamos de perder a nuestro profesor de creole de  la Escuela Diplomática de la Cancillería, víctima de la furia de un dominicano exaltado por la veda.  Hombre cristiano, de maneras impecables, acaba de irse del país, después de haber sido agredido por un vecino, arma en mano y recibir todo tipo de improperios.

El problema  es  que la buena voluntad de los dominicanos y dominicanas se va al traste con los desmanes de la Dirección de Migración y aquí no acabamos de entender que cada vez que ellos se equivocan, como en el caso reciente de una familia cuya casa fue allanada en la madrugada, las personas detenidas, aunque tenían residencia y no les permitieron mostrarla, el señor golpeado brutalmente y luego llevado, ¡nueve días después!, a un hospital donde falleció,  eso es noticia de primera plana en Haití y enardece a las masas.   Si fuera a nosotros que nos hicieran lo mismo, y  yo he sido emigrante, no lo toleraríamos, y haríamos, como en el caso de  Lucrecia en España, una marcha de diez mil personas.

Entonces, nada podrá la buena intención de nuestros presidentes, frente a los desmanes de una Dirección que no se pone en el lugar del  otro; de una Dirección que ha sido entregada como trofeo de guerra a una organización fundamentalista en todos los planos, cuyo director es una ficha de esa organización, que ya enfrentamos en el Congreso cuando el famoso Articulo contra el aborto terapéutico.

En un diplomado sobre relaciones dominico-haitianas, que hicimos en  la Escuela Diplomática, donde por cierto nos dio una clase magistral el fallecido sociólogo Franklin Franco, escuchamos las brillantísimas presentaciones de dos economistas jóvenes:  Roberto Despradel Catrain y  Cesar Dargam, viceministro de asuntos económicos de la Cancillería, sobre la importancia de nuestras relaciones económicas con Haití, segundo mercado de nuestras exportaciones, y los avances que se han logrado en el último año. 

Mi única pregunta fue:  ¿Se dan cuenta de que lo que  ustedes hacen con las manos lo desbarata  Migración con los pies?

El Nacional

La Voz de Todos